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LIBERTAD RELIGIOSA EN Indonesia: “¡Te voy a cortar el cuello!”

Indonesia : Supporters of National Aceh Party – es

AFP PHOTO / CHAIDEER MAHYUDDIN

Supporters of National Aceh Party, with some of its members former rebel fighters, rally in Banda Aceh, capital of Aceh province, during a campaign for the legislative election on April 4, 2014. Police in Aceh said there has been spate of shootings, grenade attacks and assaults in Aceh in recent weeks and gunmen riding motorcycle shot dead three people on March 31, 2014 as parties campaigned ahead of the elections. The violence highlighted that security remains fragile in Aceh, almost a decade after peace deal ended a 30 year separatist insurgency in the province that left some 25,000 people dead. AFP PHOTO / CHAIDEER MAHYUDDIN

Ayuda a la Iglesia Necesitada - publicado el 16/01/15

El informe sobre libertad religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada, país por país

La tradición de pluralismo religioso y de armonía de Indonesia está cada vez más amenazada por el aumento de la intolerancia religiosa dirigida por el islamismo radical.

Aumenta el número de ataques contra iglesias y el de iglesias a las que se obliga a cerrar. Otras comunidades religiosas, como las sectas islámicas ahmadí y chií, así como budistas, hindúes, bahaíes, confucianos, seguidores de las religiones autóctonas tradicionales y musulmanes suníes progresistas, que se manifiestan en contra de la intolerancia, también se enfrentan al acoso y la violencia. 

El encarcelamiento de un ateo, Alexander Aan, condenado a dos años y medio, por declarar en los medios de comunicación social que no cree en Dios, ilustra hasta qué punto el islam extremista tiene una gran influencia en toda Indonesia. 

El 30 de mayo, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, recibió el Premio “Estadista Mundial” por la libertad religiosa de la Fundación Appeal of Conscience de Nueva York. El premio fue recibido con manifestaciones de indignación e incredulidad en toda Indonesia. Se envió una petición, firmada por 8396 personas, en protesta por este premio.

Se celebraron manifestaciones en el exterior del Palacio Presidencial. Varias organizaciones indonesias, entre ellas el Instituto para el Diálogo Interreligioso (Interfidei), enviaron cartas al rabino Arthur Schneier, fundador y presidente de la Fundación Appeal of Conscience.

Aún más significativa fue la carta abierta a la fundación, publicada por el P. Franz Magnis-Suseno SJ, respetado sacerdote y catedrático de Filosofía de la Escuela de Filosofía Driyarkara, de la Universidad Indonesia de Yakarta. En esta carta abierta, el jesuita escribe: 

“Hemos sabido en Indonesia, que usted va a conceder el Premio al Estadista Mundial de este año a nuestro presidente Susilo Bambang Yudhyono por sus méritos en el ámbito de la tolerancia religiosa. Es una vergüenza. Una vergüenza para usted. Desacredita toda declaración que usted haga como institución con propósitos morales. ¿Cómo puede tomar una decisión de este tipo sin consultar a las personas interesadas de Indonesia?… ¿No ha oído hablar de las crecientes dificultades que tienen los cristianos para conseguir licencias para abrir lugares de oración, del número cada vez mayor de clausuras forzosas de iglesias, de las normativas sobre crecimiento que dificultan cada vez más la celebración del culto a las minorías y de la creciente intolerancia a nivel popular? Y, especialmente, ¿no ha oído hablar de las actitudes vergonzosas y enormemente peligrosas de intransigencia de los grupos religiosos hacia las llamadas “doctrinas desviadas”, es decir, hacia los miembros de las comunidades ahmadí y chií?

Cientos de personas de estas comunidades han sido expulsadas de sus hogares bajo la presidencia de Susilo Bambang Yudhoyono… Usted es un juguete en manos de los, aún pocos, radicales, que quieren purificar Indonesia de todo aquello que consideran herético e infiel”. 

La unión de varios factores ha llevado a esta intolerancia religiosa

Organizaciones islamistas como el Frente Pembela Islam (FPI) o el Frente de Defensores Islámicos perpetran actos de violencia: ataques a iglesias, mezquitas ahmadíes, comunidades chiíes, etc, con total impunidad.

El discurso predominante está influido por la propaganda islamista difundida en los campus universitarios, en las mezquitas y en los pesantren o internados musulmanes. La difusión de las ideas islamistas está importada en gran medida de Oriente Medio, sobre todo mediante la financiación de becas de estudio en Arabia Saudí y Yemen, y del apoyo económico a la publicación y distribución de textos islamistas. 

El propio Gobierno ha tenido esta responsabilidad en parte, al crear la situación propicia para el surgimiento de la intolerancia religiosa de tres formas: en primer lugar, mediante la introducción de normativas discriminatorias como la Normativa Conjunta de Lugares de Culto de 2006 y el Decreto Conjunto de 2008 que restringen las actividades de la ahmadiya.

El Dr. Musdah Mulia, presidente de la Conferencia de Religiones por la Paz de Indonesia afirma, que hay por lo menos 147 “leyes y medidas políticas estatales discriminatorias relacionadas con la religión” y considera que “mientras estas medidas sigan vigentes, siempre habrá grandes posibilidades de que surja la violencia en el seno de la sociedad. Es necesario que se haga el esfuerzo de reformar y crear leyes nuevas conforme a los principio de los derechos humanos de la democracia, la tolerancia y el pluralismo”.

En segundo lugar, el Gobierno ha sido el autor de declaraciones públicas incendiarias que han servido de autorización para los extremistas. Por ejemplo, en 2005, al poco tiempo de su primera elección, el presidente Yudhoyono pronunció un discurso en el Maylis Ulema de Indonesia (MUI), el organismo superior de los clérigos musulmanes, en el que les prometía un “papel central” en la elaboración de políticas en el ámbito de la religión. 

En otro discurso, en 2007, el presidente prometió que cada vez que el MUI emitiera una fetua (un edicto religioso), “las herramientas del Estado cumplirían con su deber… Todos nosotros debemos tomar medidas estrictas contra las doctrinas desviadas”. El ministro de Asuntos Religiosos ha sugerido, que los cristianos se han ganado la persecución, por protestar por la clausura de las iglesias y ha pedido reiteradamente la prohibición total de la Ahmadiyya. En 2013, describió el conflicto interreligioso como “algo normal en la naturaleza humana”. 

En tercer lugar, las autoridades son cómplices de la recurrente falta de actuación a la hora de mantener el Estado de derecho, de llevar a los autores de la violencia ante la justicia y de proteger a las minorías religiosas. 

En cierta ocasión se produjo un episodio en el que el alcalde de Bogor, en Java Occidental no acató un fallo del Tribunal Supremo por el que la Gereja Kristen Indonesia (GKI) Yasmin, una Iglesia protestante, debía permanecer abierta. El alcalde había ordenado la clausura forzosa de la iglesia, aunque contaba con la licencia y tenía la aprobación del uso eclesiástico. Hasta hoy, no se ha tomado ninguna medida para ejecutar la decisión del Tribunal Supremo. El defensor del pueblo ha pedido la intervención del presidente para que haga respetar el Estado de derecho, pero su recomendación ha sido ignorada. 

El Dr. Ahmad Suaedy del Abdurrahman Wahid Centre for Inter-Faith Dialogue and Peace (Centro Abdurrahaman Wahid para el Diálogo Interreligioso y la Paz) considera que la actual “corriente de intolerancia” no es sólo la consecuencia de los “equilibrios políticos”, sino de las “medidas políticas reales”. 

Según el Jakarta Christian Communication Forum (Foro de Comunicación Cristiana de Yakarta) el número de ataques contra iglesias cristianas ha alcanzado un total de 75 en 2012. Esto supone un continuo crecimiento ya que en 2009 se produjeron 47 casos de incidentes anticristianos, y en 2011, 64. Según la Comunión de Iglesias de Indonesia, al menos 430 iglesias han sido atacadas, clausuradas o incendiadas desde 2004. En general, el Instituto Setara afirma que el número de incidentes de violación de la libertad religiosa se ha elevado cada año: 200 en 2009, 2016 en 2010, 244 en 2011, y 264 en 2012. 

Muchas iglesias tienen que superar grandes dificultades, para conseguir licencias de edificación. Las autoridades de la Iglesia tuvieron que esperar 23 años para recibir la licencia de construcción de la iglesia de Santa Bernardette en Tangerang, Java Occidental. Durante el período que se estudia en este informe, la parroquia ha sufrido un duro acoso por parte de los extremistas que protestan contra la construcción. La congregación se reúne actualmente en seis locales distintos y no disponen de un lugar permanente de culto. 

De igual modo, la iglesia católica Damai Kristus (Paz de Cristo), de Kampung Diri, barrio periférico de Yakarta, ha tenido que soportar manifestaciones en las que se pedía su cierre y ha recibido amenazas. 

Han destruido algunas iglesias. El 21 de marzo de 2013, las autoridades destruyeron el edificio de un nuevo templo que estaba construyendo la Iglesia HKBP Setu en Bekasi. Uno de los miembros de la congregación declaró a Christian Solidarity Worldwide: “Se trata de mi derecho al culto, un derecho humano básico que me pertenece. ¿Por qué no puedo disfrutar este derecho? Me siento como un huésped en esta nación”. 

El 14 de febrero de 2013, dos Iglesias de Makassar, en Sulawesi Meridional, fueron atacadas con cócteles molotov. La situación en Aceh es especialmente grave. En mayo de 2012, se clausuraron 17 iglesias, y en octubre de 2012, otras 9 iglesias y 5 templos budistas fueron obligados a cerrar. “La población celebra el culto a escondidas”, comentó un pastor a Christian Solidarity Worldwide. 

En diciembre de 2013, la Asamblea Consultiva de Ulemas emitió un edicto por el que prohibía a los musulmanes de Banda Aceh desear feliz Navidad o celebrar la noche de Fin de Año. Entonces, se realizaron manifestaciones en el exterior de las oficinas gubernamentales para pedir que se prohibiera la celebración de la Navidad. 

Otro motivo de preocupación es la creciente “criminalización” de las víctimas. En la Nochebuena de 2012, una turba atacó al Rvdo. Palti Panjaitan, pastor de la Iglesia HKBP Filadelfia de Bekasi, barrio periférico de Yakarta y a su congregación tirándoles piedras cuando estaban celebrando un servicio de Navidad en la calle, en el exterior de su iglesia. Las autoridades procedieron a la clausura del edificio. Los fieles se dispersaron y huyeron y la turba intentó agredir al pastor, que afirma que hizo “un gesto” con las manos para que se detuvieran. Fue escoltado por la policía hasta su casa. 

Al día siguiente le acusaron de golpear con fuerza al dirigente de la turba, Ustad Abdul Aziz, y se presentaron cargos contra él. Aunque el juez desestimó el caso, sirve de ejemplo de la tendencia creciente a presentar casos falsos contra las minorías religiosas. Al mismo tiempo, el Rvdo. Palti ha recibido numerosas amenazas, entre ellas un aviso del líder musulmán de la zona, Abdul Aziz Bin Naimum, que le ha dicho “¡Te voy a cortar el cuello!” a la vez que hacía el gesto con la mano en su propio cuello. 

El pastor Bernhard Maukar, de la Iglesia pentecostal de Rancaekek-Jatinangor, en Java Occidental, pasó tres meses en prisión en 2013 por dirigir una Iglesia sin licencia, aunque había solicitado los permisos y había aceptado pagar una multa. Su iglesia había sufrido ataques de turbas de islamistas radicales en varias ocasiones, y él estaba amenazado. Durante uno de estos ataques, la multitud gritaba: “¡Vete, Reverendo, vamos a matarte! ¡Tienes una Iglesia diabólica!”. 

Además de la clausura de iglesias cristianas y de los ataques y acoso a los pastores, otras minorías religiosas también han experimentado gran violencia y persecución, especialmente las comunidades musulmanas ahmadí y chií.. 

En 2013, una mezquita de Bekasi fue cerrada y sellada y unos 20 ahmadíes decidieron quedarse en el recinto para evitar su destrucción. Tres mezquitas de Cianjur, Java Occidental, fueron clausuradas en abril de 2013 y los ahmadíes de la zona recibieron amenazas de muerte. El 5 de mayo de 2013, una multitud formada por 200 personas atacó a la comunidad ahmadí de Tasikmalaya, en Java Occidental. El patrón de la violencia antiahmadí se ha incrementado tras los ataques contra los ahmadíes perpetrados en años anteriores en Lombok, Cikeusik, Cisalada y otras localidades. 

Uno de los ahmadíes de Tasikmalaya declaró: “Hagan que el mundo exterior se entere de que ya no estamos seguros ni en nuestras propias casas. Ya no tenemos libertad para creer lo que queremos creer”. Otro dijo: “No me siento seguro. Sólo necesito una cosa: sentirme seguro”. 

En 2011 y 2012 una serie de ataques a la comunidad chií de Sampang, Java Oriental, dejó varios cientos de chiíes desplazados. Un clérigo chií, Tajul Muluk, fue encarcelado bajo la ley de blasfemia de Indonesia. En 2013, una madraza sufí del sur de Aceh sufrió un ataque. 

Los budistas también han experimentado la violencia, especialmente en 2013 tras la persecución de musulmanes en Birmania/Myanmar. Islamistas radicales lanzaron una serie de ataques contra templos budistas de Indonesia, como respuesta a la violencia antimusulmana de Birmania. 

La tradición indonesia de pluralismo está consagrada en la ideología estatal conocida como pancasila. Sin embargo, mientras el pancasila se utiliza con frecuencia como ejemplo de libertad religiosa, sus garantías son limitadas. 

En Indonesia solo se reconocen oficialmente seis religiones: islam, protestantismo, catolicismo, budismo, hinduismo y confucionismo. Para los seguidores de las religiones no reconocidas, especialmente de los sistemas de creencias autóctonos tradicionales, la discriminación afecta a todos los aspectos de la vida, desde el acceso a la educación hasta el derecho a las ceremonias fúnebres. 

La columna “religión” de los documentos de identidad solo deja dos opciones a los seguidores de religiones, que no son una de las seis oficialmente reconocidas: identificarse con una de las seis que sí están reconocidas, negando por lo tanto la propia, o dejar la columna en blanco, lo que conlleva discriminación. “El problema de nuestros miembros empieza cuando nacen y se mantiene hasta que mueren”, comentó un miembro de una religión autóctona tradicional.

El arzobispo Ignatius Suharyo Hardjoatmodjo de Yakarta declaró: “El futuro depende del Gobierno”. Afirma que si el Gobierno hace cumplir el Estado de derecho “los radicales no tendrán fuerza”. 

Pero añadió: “Mientras el Gobierno utilice la religión como instrumento de poder, me temo que seguirá empeorando. Es fácil que empeore, pero debería mejorar”. Teme la “pakistanización”, término que se utiliza cada vez con mayor frecuencia en Indonesia para advertir de la dirección que está siguiendo el país. 

Hoy por hoy, Indonesia no es Pakistán, Pero si no se toman medidas para frenar a los islamistas, si no se cambian los términos del debate público, si no se revisan las leyes discriminatorias, si no se protege a las comunidades vulnerables, si no se lleva a los autores de la violencia ante la justicia, y si no se mantiene la libertad de religión para todos, el pluralismo de Indonesia estará en grave peligro y el mundo habrá perdido un referente de democracia pluralista de mayoría musulmana progresista. 

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