Cinco años después del terremoto que devastó al país
Un importante paso ha dado el gobierno y la oposición de Haití quienes el domingo pasado se comprometieron, después de muchos estiras y aflojas en los que la Iglesia católica ha actuado como intermediaria, a celebrar elecciones en este 2015, cinco años después de que un terremoto causó gran mortandad y graves daños materiales en la isla.
En efecto, el pasado fin de semana el presidente haitiano, Michel Martelly, y una veintena de dirigentes políticos firmaron un acuerdo que prevé la celebración de elecciones en 2015. Las elecciones que se llevarán a cabo son para renovar tanto el Parlamento como las presidencias municipales.
El pacto prevé también la formación de un nuevo Consejo electoral, constituido por nueve miembros –ninguno debe representar al gobierno ni a partidos políticos– elegidos por diferentes instituciones sociales y religiosas del país caribeño.
Cabe señalar que estas elecciones estaban empantanadas desde hace tres años, lo que ha motivado una tensión absolutamente innecesaria en el país más pobre de América Latina y El Caribe. Curiosamente, es Haití el primero de todos los países de la región en haber conquistado su independencia.
Sin elecciones no hay democracia, y quizá tampoco ayuda internacional
"El acuerdo para una salida duradera de la crisis" se firmó “in extremis”, apenas unas horas antes del fin del mandato del Parlamento haitiano y la víspera de las conmemoraciones por el quinto aniversario del devastador terremoto del 12 de enero de 2010.
De acuerdo con el documento, las partes “deciden hacer todo para restablecer la confianza en las instituciones y alcanzar a realizar elecciones legislativas para los dos tercios del Senado y los diputados, para las colectividades territoriales y la elección presidencial antes del fin del año 2015”.
Si este acuerdo no se hubiese firmado, el presidente Martelly podría hacerse del país y gobernar en solitario y “por decreto”. Haití tiene una larga lista de dictadores que lo han llevado a la ruina.
Los haitianos han vivido de la ayuda internacional desde el terremoto de enero de 2010. La ayuda internacional, la ayuda de la Iglesia católica del continente y de todo el mundo, así como las donaciones de Estados Unidos, que suman ya unos tres mil millones de dólares, podría ser detenida (sobre todo ésta última) si en Haití no hay elecciones justas este año, lo cual provocaría una crisis humanitaria de consecuencias inimaginables.
"Las elecciones son primordiales para el desarrollo democrático de Haití y así continuar los avances en la reconstrucción y el desarrollo luego del terremoto" de enero de 2010, dijo el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, a mediados del mes de diciembre pasado.
Una reconstrucción que no acaba siquiera de fraguarse: miles de haitianos continúan viviendo en campamentos, a menudo en condiciones precarias e insalubres.
Además de la elecciones legislativas y municipales, se tiene prevista la formación de un nuevo gobierno de consenso cuya misión será, sobre todo, la de crear las condiciones necesarias para favorecer la celebración de unas elecciones libres, transparentes y sin exclusiones.
El presidente Martelly –cuyo mandato culmina en 2016—ha sido incapaz, hasta el momento, de contener la crisis haitiana y de organizar unas elecciones creíbles, lo que ha originado una oleada de protestas en todo el territorio.