Yo no sé buscarte si Tú no me enseñas, ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí
«Enséñame». Esta humilde oración de san Anselmo de Canterbury muestra su sincero deseo de conocer a Dios. Cualquiera puede identificarse con ella…
Señor Dios, enséñame dónde y cómo buscarte,
dónde y cómo encontrarte…
Tú eres mi Dios, Tú eres mi Señor, y yo nunca te he visto.
Tú me has modelado y me has remodelado,
y me has dado todas las cosas buenas que poseo,
y aún no te conozco…
Enséñame cómo buscarte…
porque yo no sé buscarte si Tú no me enseñas,
ni hallarte si Tú mismo no te presentas a mí.
Que te busque en mi deseo,
que te desee en mi búsqueda,
que te busque amándote
y que te ame cuando te encuentre.
Amén
Esta humilde oración de san Anselmo fue originalmente publicada por Oleada Joven
¿Quién fue san Anselmo?
Nació en 1033 en Aosta del Piamonte (actual Italia). Su noble familia confió su educación a los benedictinos, después de que su maestro laico le maltratara. Entre los monjes descubrió su vocación a la vida religiosa.
Es famoso como filósofo y como teólogo. Se le considera el precursor de santo Tomás de Aquino y el padre de la escolástica.
En 1043 se convierte en arzobispo de Canterbury. Y por defender a la Iglesia fue desterrado por el rey Guillermo el Rojo, enemigo de los católicos.
Falleció en 1109 en Canterbury. Sus últimas palabras fueron:
«Allí donde están los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre los deseos de nuestro corazón».
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