En los últimos cinco años, 21 niños y jóvenes se han quitado la vida tras ser víctimas del acoso escolar
El hostigamiento escolar o bullying es en Costa Rica, como en muchos otros lugares de América, una constante de la que no se aparta ni siquiera la escuela católica; mucho menos las escuelas laicas del país centroamericano.
Según ha publicado el periódico “Eco Católico”, los maestros católicos costarricenses no son indiferentes al bullying presente en los centros educativos del país. Desde 2012, el Departamento de Educación Religiosa del Ministerio de Educación Pública (MEP) lleva adelante una campaña de concientización a través de los docentes de religión.
¿En qué consiste la iniciativa?
La campaña a través de los docentes católicos consiste en la presentación de un video de 13 minutos que reproduce esta realidad y la aborda desde la perspectiva de los valores humanos y cristianos. Contiene el testimonio de una madre cuyo hijo sufrió hostigamiento escolar, para suscitar la reflexión del posible hostigador y se dé cuenta de la problemática que provoca, comprometiéndose a combatirla.
“Dentro de las recomendaciones que se hacen están que los padres de familia deben aprender a leer los signos de cambio en sus hijos. Además, que se les debe enseñar a no callar cuando estén padeciendo un abuso por parte de algún compañero, así como enseñar a los estudiantes a compartir posibles situaciones de bullying en primer lugar con sus familia o con profesores de su confianza”, dice el reportaje de “Eco Católico”.
Consecuencias fatales
Recientemente, monseñor José Rafael Quirós, Arzobispo de San José, denunció el bullying que sufren a diario niños y jóvenes en el país, partiendo de las cifras que emanaron del último Congreso Médico Nacional, según las cuales, “21 niños y jóvenes se quitaron la vida en los últimos cinco años tras ser víctimas de bullying en escuelas y colegios”.
“Como sociedad –afirmó monseñor Quirós—no podemos permanecer indiferentes, sabiendo que niños y jóvenes sufren a diario presión, son víctimas del ‘vacío’ que los deja fuera del círculo de amistades, reciben amenazas, insultos, sobrenombres y burlas, cuando no agresiones físicas y psicológicas”.
Para el prelado costarricense, este es un tema que concierne, en primera instancia, a la familia pues es en esa escuela de la vida donde se cimenta la persona y se educa en valores propios de la convivencia en paz y en libertad, y llamó la atención “porque como Iglesia, familia del Señor, este es un tema al que debemos dar respuesta”.
Finalmente, monseñor Quirós reiteró que “este reto nos obliga a replantear, desde nuestra catequesis hasta los distintos espacios de atención a la juventud y a la familia, contenidos y experiencias que fortalezcan los valores religiosos y evitar el crecimiento de ese nefasto círculo de violencia entre los niños y adolescentes”.