Noqan hamuni kausanayquichispaq, es la frase tomada del evangelio de Juan
La decisión del nuevo Arzobispo del Cusco, Richard Alarcón Urrutia, de no incluir en su escudo episcopal la divisa en latín sino en quechua, incrementará la tipología de la heráldica eclesiástica, que a la fecha aún conserva cerca de cien modalidades.
Entre estos están los escudos de abades, arzobispos, cardenales no obispos, patriarcas no cardenales, prelados pontificios, canónigos y hasta de capellanes militares, por citar solo algunos…
A este elenco se sumará, sin duda, la posibilidad de usar la lengua vernácula en la banda de pergamino o listón que aparece debajo del escudo episcopal. Este, como se sabe, se completa con campos de figuras alusivas, el número preciso de borlas y los capelos de colores según la dignidad.
Lo que antes recogía un grito de guerra, como el famoso "Dios lo quiere" de las Cruzadas, hoy quiere reflejar más bien la recta intención del obispo a favor de su pueblo.
Qué alejados estamos ya de sentencias ambiciosas, tal como reza el escudo de una antigua casa asturiana: "Quien no procura subir, vive para no vivir…"
Lema cusqueño
En el caso del neoarzobispo cusqueño, su lema episcopal en quechua se leerá así: "Noqan hamuni kausanayquichispaq”, que traducido al español dice: “Yo he venido para que tengan vida”, frase del evangelio de Juan 10,10.
¿Acaso no es eso -luego del Redentor-, lo que necesitan los pueblos de la sierra peruana? La vida se refleja también en fecundidad para las familias que en los años noventa fueron víctimas de políticas coercitivas de reducción de la natalidad… Vida que trae la paz social, alejando el fantasma de la guerra interna que devastó el campo en las décadas de los ochenta y noventa.
En suma, la vida que trae el agua potable, la energía, la educación y el acceso digno a la salud, tan escasos aún en sectores de un país que viene alcanzando mayor desarrollo.
Este espíritu inculturado del ex obispo de Tarma, que inició su trabajo pastoral como franciscano para luego incardinarse como diocesano, se refleja también en una figura dibujada en el campo derecho de su escudo. Allí puede observarse cómo la sangre del Cordero cae sobre un “Quero” o vaso ceremonial incaico, a modo de cáliz.
En el espíritu de Francisco
Cuando llegó el nombramiento del ahora arzobispo electo, este se desempeñaba como presidente de Cáritas del Perú, cargo confiado por elección de todos los obispos peruanos desde el año 2012. Los que lo conocen, ven en esto una elección "al estilo del papa Francisco".
Alguien que tiene esta certeza es el diácono permanente Roberto Tarazona Ponte, quien ha venido trabajando con monseñor Alarcón desde la Oficina Pastoral del ente socio-caritativo de la Iglesia peruana. Según Tarazona, estamos ante un "pastor de la caridad", que siempre ha dado un testimonio de "hombre sencillo, de trato cercano y amable, con las puertas de su oficina abiertas y muy entregado a la gente".
Para el también médico y miembro del Pontificio Consejo "Cor Unum", el hecho de que el nuevo prelado cusqueño haya escogido escribir en quechua y no en latín su lema episcopal, refleja su deseo de entrar a la arquidiócesis "como un pastor, de manera humilde, mediante el diálogo inculturado y el servicio".
La toma de posesión será este sábado 3 de enero en la Basílica Catedral Metropolitana del Cusco con la asistencia de no menos de 30 obispos del Perú y del arzobispo saliente, Juan Antonio Ugarte, quien deja la sede por límite de edad.