Esta mujer cristiana lleva más de 2000 días encerrada en una cárcel paquistaní
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El Te Deum de Asia Bibi es un continuo dialogo con Dios. Lo hace a través de las Sagradas Escrituras, que ha aprendido a leer durante su prisión. Esta mujer cristiana ha hablado de ello con el diario italiano Tempi.it (2 enero).
“Empiezo mi jornada con el nombre de Cristo en los labios – explicó – que me alienta siempre a empezar cada día confiando en la fe cristiana. Termino todas mis jornadas dando gracias a mi Cristo, que ha estado conmigo todo el día y que me da la noche para dar gracias y descansar”.
El salmo 138
Asia transcurre parte de sus días leyendo la Biblia. “Repito siempre las palabras contenidas en los versículos 7 y 8 del salmo 138. Dicen así: "Si camino entre peligros, me conservas la vida, extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos!".
Y para el nuevo año ha pedido a Dios “que perdone a todos los que abusan de mi nombre para sacar provecho y que me dé pronto la libertad”. Al Papa Francisco, en cambio, le pide “con fuerza” que la “recuerde en sus oraciones. Estoy convencida y creo que sus oraciones podrán abrir pronto la puerta de mi celda y liberarme”.
A la espera de la Corte Suprema
En la cárcel de Multan, adonde fue trasladada en junio de 2013, Asia mide el tiempo en pasos. Y espera. Que la Corte Suprema, máxima instancia judicial paquistaní, finalmente, reconozca su clara inocencia. O que las presiones internacionales convenzan al presidente de concederle el indulto (Avvenire, 19 diciembre).
Está en prisión desde hace 2.020 días, informa Tempi.it, por haber bebido un vaso de agua. Paquistaní, de fe católica, casada y madre de cinco hijos, fue encarcelada con la acusación de “blasfemia” en una “celda sin ventanas” hace más de cinco años, el 19 de junio de 2009, a raíz de una pelea con dos compañeras musulmanas: había bebido agua del pozo para aliviar la sed durante el trabajo en los campos y fue acusada de infectar la fuente.
En Pakistán el delito de “blasfemia” prevé sanciones que van desde la cadena perpetua hasta la pena de muerte, y el 8 de noviembre de 2010 el juez Naveed Iqbal condenó a Asia Bibi a la horca. Habría podido salvarse, porque ese mismo juez entró en su celda y le ofreció revocar la sentencia a cambio de su conversión al islam, pero la mujer respondió: “Si usted me condena a muerte porque amo a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por Él”.