Lectio Divina para Adviento: dia 20

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Vamos a abrir la Biblia, Tú eres el autor.
Queremos que nos abras nuestra mente cerrada, nuestro corazón preocupado en otras cosas,
Y nos lleves al encuentro con Jesús, a través de su Palabra y de la oración.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

1,26: El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,1,27: a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. 1,28: Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo:
   —Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
  1,29: Al oírlo, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué clase de saludo era aquél.
  1,30: El ángel le dijo:
   —No temas, María, que gozas del favor de Dios.
  1,31: Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. 1,32: Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre,1,33: para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reino no tenga fin.
  1,34: María respondió al ángel:
   —¿Cómo sucederá eso si no convivo con un hombre?
  1,35: El ángel le respondió:
   —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios.
  1,36: Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. 1,37: Pues nada es imposible para Dios.
  1,38: Respondió María:
   —Yo soy la sirvienta del Señor: que se cumpla en mí tu palabra.
   El ángel la dejó y se fue.
BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

Lucas es el único que narra este importante episodio. El momento más importante de la historia de la Salvación. Es cuando el Verbo eterno de Dios, se encarna en el seno purísimo de María. Mañana la liturgia nos pone el mismo texto, así es que tomaremos sólo la primera parte para profundizar.

El ángel entra donde está María y la saluda con una expresión algo inusual, en el texto original en griego es “salve” y era el saludo que sólo se le daba al emperador romano, a quien se lo consideraba un dios. La traducción literal es: “Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo”.

La segunda parte del saludo es “llena de gracia”. La palabra gracia es de origen griego. Gracia era el estado original en que se encontraban los primeros padres de la humanidad ante Dios. Ellos por el pecado “perdieron la gracia” y por lo tanto nadie en la historia volvió a tenerla. María mantiene algo espiritual que nadie sabe, tal vez ni ella misma lo imaginaría hasta que el ángel se lo anunció. Ella mantiene un estado de gracia, que la une directamente a Dios. Es la única en la historia. Por esa razón, la continuación de la frase es: “El Señor está contigo”. Esta frase garantiza que María está en presencia real de Dios y Dios está en ella. Nunca nadie había tenido este privilegio. (mañana seguimos el resto)

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. Ante el pecado de la humanidad Dios no nos abandonó. Formó un pueblo y en ese pueblo a María, a quien le encomienda la misión de recibir en su seno a Jesús. ¿También soy conciente que formo parte de la historia de la salvación y Dios me pide que sea su instrumento?
2. ¿Cuál es mi relación con María, la Madre elegida por Dios desde la Eternidad? ¿La saludo con frecuencia y cariño filial no sólo cuando estoy en situaciones difíciles, sino en todo momento?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

·       Gracias Señor por tu Palabra Salvadora que se hace carne en la persona de la Inmaculada Virgen María.
·       Te pedimos que nos des la gracia de entender el gran misterio de la fe, de ser humildes para aceptarlo. De vivir de acuerdo a lo que creemos.
·       Quiero hoy que me ayudes a se conciente de las palabras de la oración del “Ave María” para recitarlas con devoción.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

«Salve, María, Llena de gracia, el Señor está contigo» (Versículo 28)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, aumentando nuestra relación con Dios a través de la Madre del Redentor.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi vida debe ser una muestra de la alegría cristiana, porque Él viene a mí. Debo ir mostrando con alguna acción concreta que sí soy capaz de creer en Jesús, el Mesías que me invita a ser parte de la historia de la salvación.
Hno Ricardo Grzona, frp