Lectio Divina para Adviento: dia 13

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

17,10: Los discípulos le preguntaron:
   —¿Por qué dicen los letrados que primero tiene que venir Elías?
  17,11: Jesús respondió:
   —Elías tiene que venir a restablecer nuevamente el orden de todas las cosas. 17,12: Pero les aseguro que Elías ya vino, no lo reconocieron y lo maltrataron. Del mismo modo el Hijo del Hombre va a sufrir a manos de ellos.
  17,13: Entonces comprendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

Mateo insiste que en Jesús se cumplen las profecías del Antiguo Testamento. Por eso siempre hay muchas referencias a los profetas. Aquí la referencia es clara. El profeta Elías representaba a todos los profetas que había enviado Dios para animar al pueblo a mantenerse firmes en los mandamientos. No se trataba por cierto de una reencarnación ni de una visita del más allá. Se trata obviamente del “espíritu de la profecía”, es decir Dios iba a mandar a alguien con la fuerza de palabra y de testimonio como tuvo Elías en su tiempo. El propósito era volver a restablecer el orden de todas las cosas.

Pero así como maltrataron a los profetas anteriores, también maltrataron a Juan el Bautista, quien vino a abrir el camino para que llegara el Señor. El texto nos invita a referirnos a la figura de Juan, para imitarlo, aún sabiendo las consecuencias de los profetas de Dios. Lo mismo que le sucederá a Jesús, el que vino para dar testimonio de la luz.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. ¿Soy conciente que hablar en nombre de Dios y ser testimonio de Jesús puede incomodar a otras personas?
2. Aún cuando ser testigo implique el maltrato de los demás ¿Estoy dispuesto a ser testigo, testimonio y profeta de Jesús?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

·       Gracias Señor por tu Palabra Salvadora, que vuelve a invitarme a ser tu testigo.
·       Gracias porque el testimonio es lo más importante que puedo hacer por ti.
·       Señor, que aunque me rechacen los demás por abrir el camino esperando tu llegada, me sienta feliz por seguir tus pasos.
·       Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

“Hay que restablecer el orden de todas las cosas” (Versículo 11)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que puedan conocer también a Cristo por mi alegría. Me propongo manifestar alegría.

Hno Ricardo Grzona, frp