Lectio Divina para Adviento: dia 12

Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén

   11,16: ¿Con qué compararé a esta generación? Son como niños sentados en la plaza que gritan a otros:
  11,17: Hemos tocado la flauta
   y no bailaron,
   hemos entonado cánticos fúnebres
   y no hicieron duelo.
  11,18: Vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: está endemoniado. 11,19: Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: miren qué comilón y bebedor, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores. Pero la sabiduría se conoce por sus obras.

Mateo pone en labios de Jesús algo que escuchaba de las personas que siempre están inconformes. Primero criticaron a Juan el bautista, que hacía prolongados ayunos y luego criticaron a Jesús que fue a compartir la vida con todas las personas, incluyendo a los “excluídos del pueblo de Israel”.

La gente no se conforma, siempre hay críticas. Pero Jesús añade algo fundamental: La sabiduría se conoce por sus obras. Es decir, en otras palabras, lo que contará al final es las obras, los frutos que se han dado. Y es bueno recordarlo en este adviento. No sólo de buenas intenciones. Jesús está pidiendo obras concretas y frutos reales y verdaderos.

Nos preguntamos para profundizar en nuestra vida estas palabras de Salvación:

1. Cuándo hablo de Jesús y de la religión, ¿También soy inconforme?
2. ¿Estoy conciente que serán las obras las que yo realizo las que pesarán en mi vida? ¿Cómo me preparo para que mis obras sean reflejo de mis pensamientos y sentimientos cristianos?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero.

·       Gracias Señor por tu Palabra Salvadora, que está invitándome a no ser inconforme.
·       Gracias porque me invitas a compartir la vida con todos y a no dejarme llevar por lo que dirán los demás, sino que me deben interesar las obras buenas.
·       Señor, que siempre busque realizar las obras agradables a ti, aunque me critiquen.
·       Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:

“La sabiduría se conoce por sus obras” (Versículo 19)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que puedan conocer también a Cristo por mi alegría. Me propongo manifestar alegría.

Hno Ricardo Grzona, frp