Llevábamos ya tiempo en casa hablando de la necesidad de echar una mano a las familias refugiadas de Irak. Ya veníamos acompañándolos en la oración, de manera intensa y constante, pero la situación nos reclamaba algo más "práctico". Descubrimos Ayuda a la Iglesia Necesitada y, varias veces, hablamos de hacer un ingreso para colaborar en el sostenimiento de las familias que habían huído de sus casas y de las personas que se encargaban de ellas en aquel polvorín.
El domingo nos sentamos con los niños, en el salón, para involucrarlos en la decisión. Aunque son pequeños, tanto mi mujer como yo pensamos que es importante hacerlos partícipes de las decisiones importantes de la familia y pedirles que, en la medida de sus posibilidades, apoyen. El mayor decidió aportar de sus ahorros, la mediana (que no tiene todavía cuenta bancaria) aportó las monedas que cayeron de su cartera y el pequeño dijo que contáramos con un juguete suyo para "los niños de Irak". Todo estaba dispuesto, dentro de nuestras modestas posibilidades, y entonces se me ocurrió una idea.
Decidí enviar un whatsapp a mis hermanos de comunidad y luego lo amplié a personas cercanas, vinculadas o no a la Iglesia: familiares, amigos, conocidos… El mensaje era claro: "Vamos a hacer un ingreso puntual a Ayuda a la Iglesia Necesitada para colaborar en la campaña de ayuda a las familias refugiadas de Irak. Si te animas a colaborar, dime con qué cantidad colaboras, yo la adelanto y luego ya hablamos para que me la des.Haremos el ingreso al mediodía." Las respuestas no se hicieron esperar y, llegada la hora, comuniqué a todos los que habían colaborado que habíamos conseguido reunir entre todos la, nada despreciable, cantidad de 550 euros. ¡550 euros!
Es verdad que la mano derecha no debe saber lo que hace la izquierda pero, este fin de semana, pude comprobar lo importante que es hacer partícipe a gente buena de buenas acciones. Estoy seguro que el 95% de los que respondieron y aportaron no lo hubieran hecho por sí mismos. Tal vez no se paran a pensar en la necesidad real de esas situaciones, tal vez ya ayudan en otros sitios, tal vez no conocen cómo hacerlo, tal vez se piensan que la Iglesia va a dar mal uso… Haciéndolo de esta manera, las personas dieron un paso adelante.
No basta con esperar a que las personas vengan. Hay que ir hacia ellos. Hay que darles la mano y proponerles vivir de una determinada manera. Hay sed de Dios y sed de bondad. Hay que ofrecer el vaso, hablando menos, moralizando menos, enseñando menos, juzgando menos… Dios me lo dejó bien claro el pasado domingo.
@scasanovam