Al concluir la asamblea general de los obispos de México a mediados de noviembre, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que encabeza el cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, emitió un comunicado histórico en donde los prelados del país denunciaron las causas estructurales de la violencia que padece México y pronunciaron un sonora “¡Basta ya!” a las instituciones y a la sociedad.
Congruentes con este documento, la CEM emitió una iniciativa de oración nacional del 30 de noviembre, primer domingo de Adviento, al 12 de diciembre, fiesta nacional de Nuestra Señora de Guadalupe.
La petición de los obispos mexicanos es que todos los católicos se unan en un ‘docenario’ (doce días) de oración por la paz, convencidos de que para Dios “nada es imposible’". La iniciativa se acompaña de un acto de consagración que todos los católicos están invitados a hacer en el día de la fiesta nacional de Guadalupe, en la que más de 5 millones de personas visitan la Insigne y Nacional Basílica en que se honra a la patrona de América.
Los obispos mexicanos han querido ligar esta fiesta que congrega a millones de mexicanos en los diferentes santuarios dedicados a Guadalupe en todo el país, y que es Misa de obligación para rogar por la paz, a través de María, a Dios Nuestro Señor. Además, los prelados mexicanos solicitaron que el día de la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, "unidos al Papa Francisco, pidamos la intercesión de la Madre de Dios por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte, y para que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos para hacer posible la paz".
Finalmente, la CEM ha pedido que los creyentes, en el mismo día 12 de diciembre, "conscientes de que la guadalupana camina con nosotros diciéndonos como a san Juan Diego: ‘No se turbe tu corazón… ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’, nos consagremos a Ella, a nivel personal, familiar o comunitario, ofreciéndole orar con su Hijo Jesús por la paz de manera permanente".
Estas tres actividades espirituales –que se unen a la fiesta de Guadalupe– deben estar acompañadas según los obispos “del compromiso personal a trabajar por la paz, buscando la verdad, la justicia y la libertad”.
Desde su comunicado, los prelados reunidos en la CEM pidieron a los mexicanos tomar parte en el diálogo y el trabajo por la construcción de la sociedad, además de fomentar la educación en los valores y la ayuda a los más necesitados.
Al final de la exhortación los obispos proponen una oración por la paz para guiar este docenario, misma que ya se había puesto en circulación hace un año, justamente por la escalada de violencia que entonces comenzaba a despuntar en el país y a convertirse en un foco rojo a nivel internacional:
Señor Jesús, tú eres nuestra paz,
mira nuestra Patria dañada por la violencia
y dispersa por el miedo y la inseguridad.
Consuela el dolor de quienes sufren.
Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan.
Toca el corazón de quienes olvidan
que somos hermanos
y provocan sufrimiento y muerte.
Dales el don de la conversión.
Protege a las familias,
a nuestros niños, adolescentes y jóvenes,
a nuestros pueblos y comunidades.
Que como discípulos misioneros tuyos,
ciudadanos responsables,
sepamos ser promotores de justicia y de paz,
para que en ti, nuestro pueblo tenga vida digna.
Amén.