Termina en Barcelona un Congreso que ha reunido a cardenales de todo el mundo
Las grandes metrópolis del mundo no pueden seguir igual. La Iglesia necesita una presencia “renovada”, incisiva y profundamente “misericordiosa” si quiere cumplir su misión. Barcelona ha sido estos días el epicentro de estas reflexiones entorno a la pastoral de las megápolis, lugares en los que es urgente que resuene el Evangelio de manera más creativa.
El Papa Francisco, en una carta a los 22 cardenales participantes en Barcelona en la clausura del Congreso de Pastoral de las Grandes Ciudades, ha señalado algunos puntos nucleares para entender la pastoral urbana. La carta se leyó ayer martes en la basílica de la Sagrada Familia, el emblemático, original e imaginativo templo ideado por el arquitecto en vías de beatificación Antoni Gaudí.
Al Papa le preocupa la evangelización en las grandes ciudades, no sólo como tema pastoral sino también personal: es el primer Papa que proviene en tiempos modernos de una gran ciudad.
1. Desterrar a la sociedad frenética. El Papa se hizo presente con un escrito en el que dijo que Dios “siempre sabe hacerse encontrar, toma la iniciativa para ofrecer el sentido de la vida verdadera a quienes están solos, desorientados o doloridos por las heridas provocadas a menudo por una sociedad frenética e insolidaria”
2. Potenciar una Iglesia samaritana y periférica: “La Iglesia no considera una pérdida salir a las periferias, o cambiar los esquemas acostumbrados”, escribe el Papa en la misiva al cardenal de Barcelona escrito en esta ocasión. En su homilía, el cardenal dijo que “queremos salir a las periferias geográficas e existenciales, y deseamos que la Iglesia sea una Iglesia samaritana en medio de nuestras ciudades del mundo”.
3. Impulsar la creatividad evangélica. En la carta el Papa también dice: “Aliento a todos a seguir reflexionando, de manera creativa, sobre el modo de afrontar la tarea evangelizadora en los grandes núcleos urbanos, cada vez en mayor expansión, y en los que todos necesitan sentir la cercanía y la misericordia de Dios, que nunca los abandona”.
4. Ser compañía en la soledad. El Papa Francisco anima a la Iglesia a actuar como una madre con sus hijos, solícita para que a estos “no les falte acogida para sentirse integrados en una comunidad, sea en circunstancias de disgregación como de frío anonimato; que crezca en ellos el espíritu de auténtica solidaridad con todos, especialmente con los más necesitados”.
El acto en la Sagrada Familia era la clausura de un congreso internacional de pastoral de las grandes ciudades que ha tenido dos fases, siempre en Barcelona, mayo y noviembre, y que contó con la presencia de los 22 cardenales presentes en Barcelona representaban a casi 200 millones de ciudadanos del planeta (109.759.000).
Antes del acto en la Sagrada Familia (http://www.sagradafamilia.cat/sf-cast/?lang=0) , en el que tuvo lugar una embriagadora liturgia de la palabra acompañada de música y testimonios, hubo sesiones de trabajo. En ellas, Carlos M. Galli, teólogo y autor de ‘Dios vive en la ciudad’, siguiendo la pastoral marcada por el Papa Francisco, aconsejaba a la Iglesia que "sea una casa que promueva el pluralismo de la ciudadanía sin discriminaciones".
La Polifónica de Puig-reig, la Escolanía de Montserrat y otros grupos estuvieron presentes en la Sagrada Familia. Los escolanes (http://www.escolania.cat/index.php?lg=2) cantaron “Nigra Sum” de Pau Casals y “Urbs Jersualem”, himno gregorianao. Pero no resonó sólo la voz celestial de los niños cantores, sino que también hubieron músicas del mundo, desde México Lindo de Jesús Cucho Monge Ramírez, a Siyahamba, canción zulú de Andries van Tonder o a The Prayer, canción norteamericana de David Foster. El congreso era internacional, y se evidenció por la vía de la belleza y la aportación global de distintos rostros y voces. Stanislas Ouedraogo de África, Alejandra Coca de América, Lorna Tibay de Asia y Joan Planas de Europa participaron también con su testimonio.
Los cardenales participantes viajan a Roma donde tendrán una audiencia privada con el Papa Francisco.