“La comunidad cristiana está continuamente empeñada en acoger los migrantes y compartir con ellos los dones de Dios y de la fe”, afirmó el Papa Francisco al recibir este viernes 21 de noviembre en audiencia a los participantes del IV Congreso Mundial de la Pastoral para las migraciones.
El Pontífice expresó su “aprecio y gratitud” a los agentes pastorales y agentes humanitarios “por el compromiso y el empeño con los "hombres y mujeres” que también hoy realizan “el viaje de la esperanza” en los caminos de la migración.
Las palabras del Pontífice llegan en ocasión de la clausura de los trabajos realizados en la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma sobre el tema Cooperación y desarrollo en la Pastoral de la migración. El encuentro ha sido promovido por el Consejo Pontificio para la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes.
El Congreso Mundial ha analizado las dinámicas de la cooperación y del desarrollo en la pastoral de las migraciones: desigualdad, pobreza, incremento demográfico, aumento de demanda de mano de obra a bajo costo, calamidades naturales, guerras y persecuciones.
Migración, una “aspiración de esperanza”
La crisis mundial es el escenario que empuja a ‘buscar un futuro mejor’. Personas que asumen el riesgo de la “desilusión y el fracaso”. Según la ONU en 2013 unos 232 millones de personas eran migrantes internacionales, un salto respecto a los 78 millones de 1990. Los migrantes del sur que viven en otras naciones del sur equivalen a los que residen en países del norte del mundo.
En efecto, en la migración queda todavía una “aspiración de esperanza, sobre todo en la áreas deprimidas del planeta, donde la falta de trabajo impide la realización de una existencia digna para las familias y los individuos”, aseguró el Papa.
Beneficios de la migración para los países y la demografía
El Obispo de Roma resaltó las ventajas para los países que emplean migrantes, además porque ellos llenan “vacíos” a nivel “demográfico”, mientras que los países de origen reciben el dinero de las “remesas” que sostienen enteros grupos y familias.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirma que las remesas desde el Norte hacia el Sur: en 2010, representaron alrededor de las dos terceras partes del total de las remesas mundiales, 267.000 millones de dólares EE.UU.
Separación familiar y fragilidad de los hijos de migrantes
Asimismo, en su discurso, el Papa denunció el empobrecimiento de los países de origen de los migrantes que pierden sus “mejores mentes”, además de la “fragilidad de niños y jóvenes que crecen sin uno o ambos padres con la consecuente ruptura familiar y de los matrimonios.
La cooperación y el desarrollo fueron mencionados por el Santo Padre en el discurso como elementos que influyen en los “intereses de los Estados y de los migrantes” y por otro “son una oportunidad para ambos lados”.
El migrante rostro de Jesucristo
“La Iglesia -continuó-, además de ser una comunidad de fieles, reconoce Jesucristo en el rostro del prójimo, es madre sin confines y sin fronteras. Es madre de todos y se esfuerza en alimentar la cultura de la acogida y la solidaridad, donde nadie se sienta inútil, fuera de lugar o descartado”.
En este sentido, reafirmó el papel educativo, formativo, social y de asistencia de la Iglesia y de sus instituciones para ayudar a los migrantes y refugiados.
Falta de acogida, problemas de integración
“En las naciones que les acogen, de reflejo, vemos la dificultad de inserirlos en el tejido urbano, ya problemático, así como la de integración y de respeto de las convenciones sociales y culturales en los que se encuentran”.
Así, el Santo Padre señaló la importancia de los agentes pastorales para sostener y llevar adelante los procesos de integración.
Una labor “preciosa en materia de diálogo, acogida y de legitimación ante las personas”, donde llegan los migrantes.
Eficiencia no es igual a dignidad humana
El Papa Francisco reclamó, en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2014, que la dignidad de la persona no se funda en “criterios de eficiencia, de productividad, de clase social, de pertenencia étnica o religiosa”. Cuenta más el hecho de ser “creados a imagen y semejanza de Dios” confirmó.
Por ello, “los inmigrantes -prosiguió el Papa-, con su misma humanidad, apoyados por sus valores culturales, alargan el sentido de fraternidad humana”.
Una sociedad inclusiva
Entretanto, señaló la presencia de los migrantes como “una llamada a la necesidad de acabar con las desigualdades, las injusticias y abusos de poder”. De este modo, “los migrantes pueden convertirse en aliados en la construcción de una identidad más rica para la comunidad que les recibe, así como para las personas que les acogen”.
Así el Papa invitó a trabajar por “sociedades inclusivas, creativas y respetuosas de los derechos de todos”. Antes de dar la bendición a los presentes y pedirles que rezaran por su misión, recordó que la Sagrada Familia experimentó la dureza del exilio en Egipto.
Hoy celebramos a...