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San Juan Ixhuatepec, 30 años después

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Pablo Myer y Terán - publicado el 19/11/14
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La denuncia es por qué 30 años después de la explosión de San Juan Ixhuatepec las cosas no han cambiado y los riesgos se multiplican.

Nunca hemos creído en las listas de los hombres más ricos o más poderosos del mundo porque ello nos sugiere la idea de hombres de primera y hombres de segunda.

En realidad la importancia y la riqueza de los hombres ni se mide ni se compara solo se descubre.

En estricto sentido la importancia y riqueza del hombre consiste en el software integrado que le hace capaz de vivir, de amar, de reír, de sentir, de crear. En esta línea siempre la muerte de un ser humano, sea quien sea, es tan triste y lamentable como lo es la del hombre más “rico” o “poderoso del planeta”.

Con esta perspectiva al conmemorar el 30 aniversario de la Explosión de San Juan Ixhuatepec acompañan a la plegaria y el minuto de silencio por la muerte de más de 500 mexicanos una firme denuncia de cambio.

Recordamos con tristeza y dolor esa tremenda explosión de gas del 19 de noviembre de 1984 que, a las 5.30 de la mañana, llenó de dolor y lágrimas a una comunidad que tuvo que enterrar más de 500 muertos y curar a miles de lesionados.

La denuncia es por qué 30 años después las cosas no han cambiado y los riesgos se multiplican. El entonces presidente Miguel de la Madrid publicó a días de la tragedia en el Diario Oficial de la Federación un decreto que ordenaba la salida de las gaseras de San Juan Ixhuatepec, pero las cosas siguen igual. 

Según cifras investigadas por Ciudad Posible, en San Juanico hay a la fecha seis gaseras con capacidad de un millón de litros de combustible, además circulan 387 distribuidores de Gas LP y 120 camiones con tanques de 50 mil y 100 mil litros de gas LP.

Pero el riesgo no solo es para San Juan Ixhuatepec, en la ciudad de México hay 60 plantas de almacenamiento, 8 millones de cilindros, 700 mil tanques estacionarios, 3 mil 800 camiones de reparto portátil y 2 mil 750 camiones de reparto estacionario que salen todos los días a las calles.

Nos sumamos a la denuncia de Ciudad Posible quien exige que en el área metropolitana de la Ciudad de México, como es la práctica común de las grandes urbes no solo de Norteamérica, Europa y Asia, sino también de Latinoamérica –Sao Paulo, Buenos Aires, Bogotá, Lima… por citar algunas- se introduzca a la brevedad el sistema de distribución de gas entubado que es más seguro y económico.

El gas entubado se distribuye por medio de tuberías instaladas en el subsuelo que llegan directamente al hogar.

Durante el sismo de1986, Tlatelolco, El Rosario, Villa Olímpica y Villa Panamericana fueron las únicas zonas de la ciudad que no tuvieron fugas de gas, esto se debió a que contaban con tuberías de gas natural.

El tema no es nuevo, son los tres niveles de gobierno –especialmente PRD, quien gobierna la ciudad- los que coordinados deben lograr este importante avance en bien de los ciudadanos, bienestar al que tienen derecho tanto en las zonas más acomodadas como en los barrios más populares, porque como ya hemos dicho todos los hombres somos iguales.

Usted decida, señor Mancera.

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