En busca de la reconciliación
Hace más de 50 años Colombia atraviesa una situación de guerra al interior del país. Se trata del conflicto armado entre el Estado, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y los Paramilitares. Es uno de los más cruentos y duraderos de la historia que empezando por una supuesta lucha social hasta el momento, a causa del narcotráfico, han dejado más de 6 millones de víctimas.
Es este escenario en el que se negocia la paz desde el 2012 en la Habana con la intención de poner fin a 50 años de violencia, masacres, secuestros y muerte.
Eventos inoportunos
El pueblo colombiano está divido. No porque haya algunos que no quieran la paz; la división radica en las maneras concertadas. Son muchos los colombianos que consideran que la paz seguirá siendo una utopía en la medida que se comparta una mesa de diálogo con los miembros de la guerrilla y prefieren una guerra, otros son los que confían y tienen fe, aunque muchas veces débil, frente al diálogo. Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana declaró para Rome Reports: “La población está polarizada pero no en torno a la paz sino cuáles son los mejores caminos. Para unos el camino todavía de la respuesta militar es válido. Para otros el camino del diálogo es mejor. Esto lleva a una discusión muy fuerte”.
Sin embargo, los que consideran que el camino del diálogo es mejor, todos los días tienen la tentación del camino escéptico por sucesos que siguen ocurriendo al interior del país: muertes y más muertes.
Hace unos días, miembros de las FARC asesinaron a dos indígenas de Naza, resguardo ubicado en Toribío, Cauca. Estos corrieron esta suerte por el simple hecho de quitar unas pancartas con propaganda guerrillera. Frente a este hecho el Arzobispo de Popayán, Monseñor Iván Marín López rechazando el asesinato expresó en la página oficial de la Conferencia Episcopal de Colombia: “Gravísimo estos acontecimientos, esperamos que las cabezas de este diálogo por la paz, en el que está empeñado toda la nación, tomen nota de estos hechos y se incluya lógicamente un deponer a las armas, con armas no se puede hacer política, con armas no se puede hacer diálogo.”
La solución
Si bien es cierto, la Iglesia en Colombia no es mediadora entre ambas partes en la mesa, está teniendo un papel activo y necesario en el diálogo. Queda claro que la Iglesia, experta en humanidad, anhelando la paz sabe con certeza cuál es el camino: el perdón y la reconciliación. “El objetivo es lograr que surja de la sociedad de Colombia una voluntad de perdón, tanto de perdonar como de pedir perdón y una voluntad de reconciliación. Si no llegamos a la reconciliación, pues estamos construyendo sobre la arena”, declaró Monseñor Luis Augusto Castro.
Es este el motivo por el cuál la Iglesia está acompañando algunos encuentros entre las víctimas y la mesa de negociaciones. Los Obispos de Colombia están sumamente comprometidos con el poner en práctica las estrategias para una pastoral de reconciliación y paz con el fin de humanizar el conflicto, muchos de ellos son testigos de las atrocidades que estos grupos guerrilleros siguen cometiendo y al mismo tiempo de las omisiones por parte del Gobierno.
¡Recemos por la paz en Colombia!