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Focolares en Irak: Experiencias de esperanza entre los refugiados

Iraqi Christian refugees living in church – es

Malteser International

Ciudad Nueva - publicado el 13/11/14

"Juntos nos encomendamos a Dios para que dé esperanza y aliento a miles de personas que literalmente lo han perdido todo"

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R.,V., A. L…, son las iniciales de algunos jóvenes de Irak cuya identidad y localidad de proveniencia preservamos para no exponer sus vidas. Su relato conserva la frescura y hasta la ingenuidad de quien combate el mal con el amor y la misericordia.

No son buenas las noticias que llegan desde el norte de Irak. Cientos de miles de personas se han quedado sin nada y la sensación de muchos es que “todo está perdido”. Es en estas circunstancias que sin embargo algunos tratan de inyectar la semilla del Bien. No podemos revelar sus nombres pero sí sus gestos.

Después de las elecciones la situación en el país ha empeorado”, escribe R. aludiendo a la falta de un gobierno durante meses. “Los grupos extremistas han aprovechado la circunstancia para avanzar en el norte. Muchas familias –sigue R.– huyeron buscando refugio en lugares más seguros. Otras familias de los Focolares, que viven en localidades más protegidas, las han recibido en sus casas”.

“Antes de que empeorara la situación –cuenta V.– junto con un amigo tenía la intención de dar coraje y esperanza a los habitantes de nuestra ciudad, porque muchos migran. Incluso hablamos con algunas autoridades municipales pidiendo que se colgaran afiches con frases alentadoras, tratando de poner en evidencia lo positivo, debido a que sólo circulan noticias negativas”.

En esos días los extremistas se acercaron a la región donde vive V. hasta unos 20 km de distancia, y expulsaron a los cristianos de esas localidades. Más tarde, varias aldeas fueron atacadas y los cristianos fueron obligados a abandonar sus casas y sus pertenencias en plena noche.

“Un día ayudamos a una familia que había buscado refugio en nuestra ciudad. Necesitaba agua. Uno de nuestros vecinos, aun sin conocernos mucho, aceptó dar parte del agua destinada para su familia, viendo que ellos tenían más necesidad", recuerda. 

Luego, aparecieron otras familias que nos pidieron conseguirle dónde alojarse. Pedimos a Dios que nos ayudara. Más tarde se nos ocurrió que había una casa cerrada que pertenece a parientes nuestros que ahora viven en el exterior. Los contactamos para pedirles permiso y enseguida aceptaron ofrecerla”.

Casi todos los jóvenes que conocemos tuvieron que dejarlo todo: casa, estudio, trabajo… –relata R.–. Algunos se han refugiado en Duhok, una ciudad más al norte. Las familias de prófugos han encontrado refugio en la iglesia, otras en una escuela, algunas más en un edificio en construcción".

"La mayoría son cristianas pero han llegado también familias yazidíes -explica-. La colecta de fondos realizada por los jóvenes de los Focolares en el mundo nos está dando la posibilidad de ayudarlas, porque no tienen nada. En Dohok pudimos comprar alimentos, colchones, sábanas y ventiladores”.

“Junto a un amigo –prosigue V.– habíamos ya adquirido una buena cantidad de colchones, pero todavía faltaban unos cuantos, por lo que fuimos a otra aldea. Luego de contarle el motivo de esa compra, el propietario quiso adherir a nuestra iniciativa y ¡nos regaló todos los colchones! Pudimos así comprar más elementos de primera necesidad”.

Es V. quien ahora vuelve a relatar: “Hay miembros de la Iglesia evangélica que trabajan en el reparto de elementos de primera necesidad a la gente. Nos dimos cuenta de que necesitaban ayuda y nos pusimos a disposición. El pastor evangélico estaba muy agradecido y nosotros felices de sentirnos más unidos”.

“No siempre me es posible salir con los demás jóvenes a ayudar a las personas en dificultad –prosigue V.–. Un día, mientras andaba por la escuela donde se alojan las familias de prófugos, vi a dos recién nacidos sobre un colchón en el piso. Estábamos a oscuras y hacía calor. Tomé a uno de los bebés entre mis brazos. Cuando llegó su madre comenzamos a hablar. Le pregunté si necesitaba algo. Ella, agradecida, me dijo casi con vergüenza que le hacía falta un pijama… hacía días que dormía siempre con la misma ropa. 

Volví a mi casa, hablé con mi familia y pudimos encontrar un pijama para esa mujer".

"En otra oportunidad, me encontré con una niña de una familia que conocía. Estaba sola y lloraba -relata-. La invité a mi habitación y jugamos juntos durante toda la mañana. Luego llevamos para los numerosos niños algunos cuadernos y colores. Se divirtieron diseñando y coloreando. Jugamos y rezamos juntos".

Queríamos que sintieran que en el mundo todavía está el “Bien” y que no deben tener miedo. Siento que éste es nuestro rol: estar de pie, fuertemente unidos a Dios para poder alentar a los demás, dar alegría, amor y paz”.

Más jóvenes aportan sus testimonios: “En Qaradosh –cuenta L.–, un pueblito del norte, vi a un sacerdote que junto con una monja limpiaban la calle de la basura acumulada durante días, ya que el servicio público no aseguraba la recolección. Llamé a mis amigos y juntos los ayudamos”.

“También en Erbil –añade A.–, donde se encuenta el mayor número de familias de refugiados, nos hemos reunido con los jóvenes de Qaraqosh para organizarnos y ayudar a quien tiene necesidades. Nos pusimos en contacto con algunos sacerdotes y comenzamos a distribuir comida y agua a muchas personas”.

Algunos quieren irse del país para estar con sus familias que han decido partir. “El dolor es fuerte –cuenta A.– sin embargo en el corazón hay un gran deseo de seguir amando donde sea que estemos viviendo”.

R. recuerda que “fue conmovedor ver algunas familias del Movimiento que, pese a haber perdido sus casas y todo lo que tenían, querían participar junto a los Focolares en el mundo de la iniciativa de Jóvenes por un Mundo Unido Desbloquear el diálogo. Ellos también colocaron sus fotos en el perfil social de la iniciativa, como compromiso de vivir por la paz, aún en medio de la tragedia”.

Y añade: “En esta dolorosa situación juntos nos encomendamos a Dios para que le done esperanza y aliento a miles de personas que literalmente lo han perdido todo, incluida la esperanza en un futuro seguro y sereno.

Para colaborar con los cristianos de Iraq:

IBAN JO09 ARAB 1110 0000 0011 1210 9985 98

Account: 0111 210998 0 598

Swiftcode: ARABJOAX100

Causal: Ayuda para los cristianos de Iraq

ARAB Bank – Amman branch

Amman – Jordan

Artículo originalmente publicado por Ciudad Nueva

Tags:
guerrairakjovenes
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