¿Se pueden cobrar los sacramentos? Si no, ¿por qué tengo que pagar cuando quiero celebrar una boda o una comunión? (Pregunta desde FB)
La respuesta, formulada así la pregunta, es que no. Pero no se debe ventilar así la cuestión, pues a veces da la impresión de que sucede lo contrario, y es necesaria una explicación.
Dos textos del Nuevo Testamento ayudan a comprenderlo. El primero, de san Mateo (Mt 10, 8):
«Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis».
Los medios de salvación que dejó Jesucristo en manos de la Iglesia –la Palabra de Dios, los sacramentos, etc.- no se compran ni se venden: de dan.
El segundo es de la primera Epístola a los Corintios:
¿No sabéis que los que ejercen las funciones sagradas viven del santuario, y los que sirven al altar, del altar participan? Pues así ha dispuesto el Señor que los que anuncien el Evangelio vivan del Evangelio.
Se trata de combinar razonablemente los criterios que aquí se señalan. Y eso se hace, en parte al menos, no cobrando por un sacramento, sino por algunos trabajos o cosas anejos al mismo, y siempre de una forma módica cuando responde a una necesidad.
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