“De una cosa estamos felices: no estamos abandonando la fe. Nos expulsan por ser cristianos, es un honor para nosotros”
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No logra contener las lágrimas el obispo siro-ortodoxo de Mosul (Iraq), Mar Nicodemus Dawod Sharaf, mientras cuenta el drama de su pueblo: “Por primera vez en 1.500 años no hemos podido celebrar la fiesta de san Shmuni en nuestra iglesia de Qaraqosh. Es una gran fiesta para nuestra diócesis, porque en Qaraqosh desde hace 1.500 años san Shmuni se aparece milagrosamente en el muro de la iglesia con sus hijos”.
“Nos han invadido los tártaros, los mongoles, los hulagu pero nunca habíamos dejado de festejar a san Shmuni” continua Mar Sharaf. “Este año, por primera vez, nos vemos obligados a rezar fuera de las iglesias, tanto en Mosul como en los pueblos vecinos”. Recordando la expulsión de los cristianos de sus casas por parte de los yihadistas del ISIS, continua: “Ya no hay dignidad ni honor en la humanidad. Verdaderamente esta gente es sin Dios”.
“¿Por qué todo esto nos está pasando a nosotros?”, se pregunta el obispo, y añade: “De algo somos felices: a pesar de lo que nos está pasando y de todo lo que nos pasará en el futuro, no hemos abandonado el cristianismo, no estamos abandonando a Cristo y nuestra fe. Y estamos orgullosos de ser hijos de mártires, estamos orgullosos de saber que todo lo que nos está pasando, nos pasa porque somos cristianos. Para nosotros esto es un honor. Piensan que estas persecuciones nos harán abandonar la fe, pero no saben que nos hacen unirnos más a ella”.