¿Corresponde a un patrón heredado? ¿Debes cambiarlo?Los padres solemos repetir errores de patrones con los que fuimos educados, pero hoy en día existen medios de información y formación objetivamente sustentados en temas de educación familiar para corregir un estilo inadecuado. Jamás es tarde. ¿Qué tipo de padres eres? Estos perfiles te pueden ayudar a evaluarte.
PADRES AUTORITARIOS: Su imagen nos remonta más a generaciones pasadas en donde la figura del padre solía inspirar más temor que amor o respeto. El castigo físico era práctica usual, así como el hablarles de usted, no importunar su descanso o recibir de ellos órdenes o instrucciones siempre imperativas, etc.
Aun así, hoy en día quizá con otros matices, sigue siendo una realidad aunque menos extendida. Se trata de padres que se caracterizan por casi no expresar afecto a sus hijos, y a la vez que les exigen que sean obedientes ejercen sobre ellos un alto control.
La comunicación con sus hijos suele tener una intención educativa, aunque la carencia afectiva impide que los hijos adquieran mejor las conductas que tratan de enseñarles, pues no obtienen de ellos una obediencia libre e inteligente.
En general, los padres autoritarios se relacionan con sus hijos a través de un elevado control, un escaso apego, una obediencia no abierta al dialogo, una gran responsabilidad en forma de disciplina que no suelen reforzarles con la adecuada atención personal.
Los rasgos negativos que pueden desarrollar los hijos de este estilo de paternidad son:
Retraimiento, desconfianza, hostilidad, descontento, impulsividad, auto exigencia excesiva, incapacidad de comunicación afectiva, inestabilidad, conflictividad.
En este escenario se desarrollan tendencias a los vicios y la violencia intrafamiliar.
PADRES PERMISIVOS: Se trata de un estilo que corresponde a las nuevas formas de contemporizar con ideas light sobre la forma de relacionarse con los hijos. Existe aquí poco esfuerzo y compromiso por moldear verdaderamente su personalidad, a través de la exigencia por amor en la adquisición de las virtudes para el logro de una madurez plena.
Los padres, permisivos al contrario de los autoritarios, no ejercen ningún control sobre sus hijos y su nivel de exigencia es, por lo general, muy bajo. Aunque suelen ser muy afectuosos, permiten todo a sus hijos, lo que puede condicionar que estos se manifiesten como inseguros y afectivamente más dependientes.
Hasta cierto punto los padres permisivos contribuyen al comportamiento irresponsable de sus hijos, por no exigirles no controlarles como debieran.
Los rasgos negativos que pueden desarrollar los hijos de este estilo de paternidad son:
Excesiva afectividad, irresponsabilidad, dependencia, inseguridad.
En este escenario se reproducen los fracasos escolares, accidentes al conducir, pérdida de artículos caros, embarazos no deseados, entre otros.
El estilo autoritario y el estilo permisivo, resultan inadecuados, aunque al perecer genera peores efectos el estilo permisivo, donde entre otros rasgos los padres suelen ceder en condiciones importantes o dar cosas materiales inapropiadas en vez de darse ellos mismos.
Subyace el temor al conflicto que significa una negativa, corrección o uso de la autoridad en situaciones críticas; la simple comodidad que los evita en un dejar hacer, dejar pasar, o, lo que es peor, la indiferencia que es lo que más daño hace. En todo caso el mensaje final que recibe el hijo puede muy bien ser: “no me interesas”.
ESTILO DEMOCRÁTICO: No se debe confundir con hacer participar a los hijos en decisiones que sólo corresponden a los padres. Contiene parte de los dos estilos antes mencionados, pero es muy contrario a lo que pudiera denominarse como un ámbito controlador o permisivo
y, evidentemente, ejerce una influencia diferente sobre el hijo.
Este estilo educativo es el que caracteriza a los padres que combinan un elevado control y cierta exigencia, aunque bien balanceada por el afecto y la comunicación. Los hijos suelen sentirse más seguros de sí mismos y, por lo, general, son más autónomos.
Los padres fomentan así el comportamiento responsable de sus hijos, mediante la comunicación y el dialogo. Si no les falta el necesario afecto, los hijos se muestran más disciplinados, responsables e independientes.
Los padres son también aquí exigentes pero exigiéndose ellos mismos, en aquello que proponen a sus hijos, al mismo tiempo que dan y reciben mucho afecto. De aquí que se pueda afirmar que este estilo educativo sea el más adecuado para la formación de la personalidad de los hijos.
Los rasgos positivos que pueden desarrollar los hijos de este estilo de paternidad son:
Equilibrio entre la exigencia y el control, adecuado nivel de comunicación, dialogo abierto, conducta responsable.