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¿Cómo afecta el hambre a los niños?

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Caritas - publicado el 04/11/14
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Dos enfermeras que trabajan en Malawi y Senegal describen los efectos de la desnutrición y el hambre en los pequeños
Massiye Nyang’wa, una enfermera que trabaja en Malawi, y la Hermana Eugénie Andrée Benga, enfermera en Senegal, describen los efectos del hambre en los niños.
 
¿Me podrían hablar de su trabajo?
 
Massiye: Tenemos unidades de asistencia sanitaria y centros de nutrición. Si hay niños de menos de 5 años con desnutrición grave los mandamos al hospital.
 
En Malawi hay dos tipos de hambre. La primera es marasmo. Los niños parecen normales pero su piel es frágil y a veces tienen ampollas.
 
Con el segundo tipo, kwashiorkor, carecen totalmente de cualquier tipo de alimento —nada de carbohidratos, proteínas, nada de nada. Están gravemente exangües. Parecen personas ancianas y su piel también lo parece—está arrugada. Tienen los ojos hundidos. La piel se les irrita cuando alguien los toca. No tienen grasa debajo.
 
Con el hambre, el pelo se vuelve débil y a veces se cae. Los niños que padecen hambre tienen los ojos secos y fijos, no se les mueven mucho. Producen poca cantidad de orina y heces.
 
¿Son capaces de caminar?
 
Massiye: Sí, pueden caminar, pero se sienten débiles y mareados. No ven con claridad. No tienen ganas de jugar. Sólo quieren estar cerca de sus madres o de alguien en quien confíen.
 
Cuando tienen mucha hambre, simplemente duermen. No hay mucho movimiento.
 
¿Podrían hablarme de algún niño que recuerden?
 
Hermana Eugénie: Fue en septiembre de 2012. Era una niña que había sufrido una quemadura leve. Cuando vino a la clínica para que la curáramos, sentí, mirándola, que sin duda algo iba mal, no sólo por la quemadura sino porque también tenía hambre y sed.
 
Sus padres no le estaban dando suficiente de comer. Le di leche, se la bebió toda de un solo trago. Cuando le estaba curando las heridas empezó a chupar la pomada para las quemaduras que le estaba extendiendo por el cuerpo.
 
Los que estábamos con ella nos dimos cuenta de que padecía hambre. En su estado no podía comer alimentos sólidos. Le seguí dando líquidos. Por desgracia, falleció por la tarde, cuando parecía que todo había vuelto a la normalidad.
 
¿Cuál es la mejor forma de alimentar a un niño con desnutrición grave?
 
Massiye: Si les das alimentos se los comerán rápido y puede que los vomiten. Los tienes que alimentar despacio. Les damos leche hasta que ganan peso.
 
A veces no pueden abrir la boca— tienen la boca seca y se les cierran los dientes. Les ponemos un tubo en la nariz hasta que se vuelven receptivos. Hemos salvado las vidas de muchos niños desnutridos.
 
La desnutrición grave afecta al cerebro. Este también necesita alimentos. Cuando los niños desnutridos van a la escuela, no pueden aprender bien. Tienen un bajo rendimiento escolar.
 
Cuando se tiene desnutrición crónica, se ingieren alimentos pero no es suficiente. Los niños sufrirán raquitismo.
 
¿Qué otros efectos tiene el hambre?
 
Hermana Eugénie: El hambre causa una alteración del organismo, perturbaciones en todos los sistemas. Todo se mueve lentamente: hay alteraciones del sueño, reducción del tono muscular, disminución del grado de reacción a los factores del entorno.
 
Las enfermedades se desarrollan más fácilmente en personas hambrientas, que no tienen suficientes anticuerpos para luchar contra ellas.
 
¿Ha habido años particularmente malos?
 
Massiye: En 2002 hubo mucha hambre aquí. Fue un periodo trágico. Estaban ahí, como si alguien les hubiera arrancado el estómago. Algunas personas morían justo cuando les dábamos comida. Era como si hubieran estado esperando ese momento.
 
A veces encontramos personas ancianas que han muerto de hambre. No había nadie que se ocupara de ellas.
 
¿De qué modo ayuda Cáritas?

 
Massiye: Cuando CADECOM (Cáritas Malawi) encuentra a gente que pasa hambre, les damos alimentos y les ayudamos a cultivar huertos de verduras, y también otros productos como frutos secos.
 
También ayudamos a las comunidades a almacenar provisiones en bancos de alimentos y, además, distribuimos animales, como por ejemplo cabras.
 
Hermana Eugéne: En mi zona de Senegal, Cáritas dirige proyectos para combatir la desnutrición entre los niños y las mujeres embarazadas.
 
También proporciona asistencia de emergencia, distribuyendo alimentos, especialmente tras una mala cosecha al final del invierno o durante los periodos de escasez.
 
Caritas coordina muchos proyectos de desarrollo de la agricultura, la higiene, el agua, el ganado, la salud y la educación, sobre todo para ayudar a las mujeres. El objetivo es la autosuficiencia y la seguridad alimentaria.
 
Malawi tiene una buena tierra. ¿Por qué hay tanta hambre?
 
Massiye: Los alimentos de la primera cosecha se usan como fuente de ingresos. Para julio y agosto podría no haber ningún alimento sobre la mesa.
 
En Malawi tenemos mucha agua. Sin embargo, hay hambre en las zonas en las que las lluvias no hayan sido muy favorables. Yo invertiría en sistemas de riego para que pudiera haber dos cosechas al año. Entonces la gente tendría más maíz y más verduras.
 
¿Qué más cosas sobre el hambre debería saber la gente?
 
Massiye: Cuando las personas con VIH no tienen nada que comer y toman su medicación, les aumenta el hambre. Son los alimentos los que distribuyen las medicinas por el cuerpo.
 
El hambre en Malawi afecta especialmente a las mujeres. Una mujer que intenta alimentar a sus hijos y a su marido usará incluso la prostitución para llevar comida a la mesa. El hambre se convierte en una cuestión de género.
 
Hermana Eugénie: Puede haber un descenso de la productividad, mendicidad, irritabilidad, ansiedad, agresión, robos. Hay lugares en los que no se siente mucho el azote del hambre, y eso es gracias a la solidaridad, a las personas que ofrecen su ayuda.
 
En cambio, en algunos círculos no tener suficiente comida se considera algo vergonzoso. Muchos no tienen suficiente para comer pero no dicen nada o dan otra imagen para que los demás no sepan lo que les está pasando. Y la situación empeora.
 
Pincha aquí para acceder a un infográfico sobre los efectos del hambre en los niños

Por Laura Sheahen
Entrevista publicada por Caritas

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