Miles de migrantes centroamericanos, a su paso por México hacia la frontera norte con Estados Unidos, han denunciado las vejaciones y los delitos de que son víctimas por parte de grupos delincuenciales en el territorio mexicano, gran parte de ellos coludidos con las propias autoridades policiacas o de migración.
Esta semana ha surgido otro foco de alarma en la “ruta de la muerte”, la que lleva a los migrantes, casi siempre hacinados en ferrocarriles de carga, desde la frontera con Guatemala o Belice, en el sur, hacia la frontera de los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila o Chihuahua con el Estado de Texas: San Luis Potosí.
Delincuentes organizados
Corazón de México, San Luis Potosí es paso obligado de los migrantes hacia Nuevo Laredo, Reynosa, Piedras Negras o Ciudad Juárez. Ahí, el director de la Casa del Migrante, el sacerdote diocesano Rubén Pérez Ortiz denunció la presencia de una banda dedicada a secuestrar migrantes para extorsionar a sus familiares, y en caso de no acceder, sencillamente los liquidan.
Durante la rueda de prensa el día de ayer, tras la Misa dominical de las 12, el arzobispo de San Luis Potosí, monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, señaló que dicho grupo está conformado por individuos pertenecientes a la delincuencia organizada. Acto seguido, el prelado mexicano, pidió a las autoridades competentes “mayor vigilancia en los alrededores del albergue, a fin de proteger la integridad física de los viajeros de Centroamérica”.
Monseñor Cabrero Romero dijo que la Iglesia católica tiene reuniones constantes con la policía estatal, con la policía ministerial, así como con las fuerzas castrenses para recabar información sobre la presencia de los delincuentes. Explicó que tiene conocimiento que la organización delictiva está conformada por ciudadanos mexicanos y extranjeros, quienes rondan las inmediaciones de la Casa del Migrante, con el objetivo de secuestrar centroamericanos para extorsionarlos.
“En primer lugar eso es verdad (…) fue puesto en conocimiento por nuestras autoridades el hecho de que merodea en la Casa de Migrante una banda integrada por jóvenes mexicanos y extranjeros”, señaló monseñor Cabrero Romero quien recalcó que las diversas corporaciones policías “deben bridarles seguridad en su trayecto rumbo a la Unión Americana, porque los migrantes van con una ilusión de busca mejores oportunidades de vida”.
El plagio y asesinato de un joven migrante hondureño fue el detonante de las denuncias por parte de la Iglesia católica potosina. Las acciones de extorsión y asesinato se le atribuyen a una banda de secuestradores de viajeros migrantes “que tiene ya tiempo operando en la región”, según lo aseguró el padre Rubén Pérez Ortiz, director de la Casa del Migrante de esta ciudad.
Ismael Sarmiento, 19 años, asesinado a machetazos
La muerte de Ismael Sarmiento Castañeda, de 19 años de edad, cuyo cuerpo apuñalado fue descubierto la semana pasada en un paraje de la delegación de Bocas, hizo encender los focos rojos, pues, por desgracia, no es la primera ocasión que sucede un hecho de esta naturaleza.
El sacerdote potosino dijo a la prensa que, según versión de otros migrantes que acompañaban a Ismael, el grupo fue abordado por unos siete delincuentes cuando viajaban en el ferrocarril hacia la frontera norte. Los maleantes, portando armas y machetes, los amenazaron con que pedirían dos mil dólares por cada uno de ellos a sus familiares. Algunos intentaron escapar y en la persecución se dispersaron, luego se dieron cuenta que Sarmiento Castañeda había desaparecido. Su cuerpo fue encontrado la tarde del pasado viernes 31 de octubre.
El director de la Casa del Migrante citó declaraciones de los sobrevivientes en las que decían que la banda está formado por mexicanos y hondureños “Es una banda que ha venido operando durante diferentes tiempos y que ya había tenido intentos de secuestro, y también de extorsión que piden 100 dólares por cada uno para poder avanzar”, explicó.
Indicó que hay evidencia de otro caso ocurrido hace dos semanas en el que podría estar involucrada la misma banda. Se trata de un intento de plagio de tres migrantes para extorsionar a los familiares radicados en sus países de origen. El padre Pérez Ortiz acudió al Ministerio Público para ratificar su denuncia en agravio de los migrantes, así como del joven asesinado. Pidió a las autoridades competentes que el asesinato del muchacho centroamericano “no quede impune”, y que los culpables sean castigados por tal atrocidad.