Un estudio demuestra la discrecionalidad de la política al deportar cabezas de familia y varones cuyo “delito” es no tener documentos
Una de las grandes bazas de quienes se oponen a regularizar los flujos migratorios a Estados Unidos consiste –como lo ha expresado el gobernador de Texas, Rick Perry, entre otros muchos protagonistas de la política estadounidense—en señalar categóricamente que muchos de ellos, la mayoría son “criminales” con fojas delictivas en sus países o con potencial criminal en suelo americano.
Sin embargo, esto no es así, o al menos el lo que demuestran los números. La mayoría de los deportados siguen siendo los trabajadores inmigrantes sin récord criminal. Esto se desprende de un reporte llamado “Deportation and Discretion: Reviewing the Record and Options for Change" (“Deportación y Discrecionalidad: Revisando el Récord y las Opciones de Cambio”) del Instituto de Políticas de Migración (MPI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
El estudio destaca que los varones mayores de edad, tanto mexicanos como centroamericanos, son los más afectados –incluso afectados de manera desproporcionada—por las políticas de deportación del gobierno estadounidense que encabeza Barcak Obama y que en sus dos períodos ya rebasa las dos millones de personas deportadas.
El estudio del MPI es resultado de un análisis de la base de datos de la agencia de inmigración de Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement) en relación con los procedimientos de deportaciones formales desde el año fiscal 2003 hasta el 2013.
Personas que buscan un mejor porvenir
Según los resultados del estudio, aunque ha aumentado la deportación de criminales durante la pasada década, los inmigrantes sin récord criminal representan la mayoría de los 3.7 millones de deportados entre 2003-2013. La más grande categoría –dentro del grupo con récord criminal– la representan las remociones de indocumentados que han cometido delitos vinculados a inmigración, es decir, vinculados al “crimen” de no tener documentos.
Los varones adultos mexicanos y centroamericanos –trabajadores del campo y de la ciudad en empleos estratégicos en los servicios y que la propia población estadounidense se niega a llevar a cabo—representan 73 por ciento de la población indocumentada residente en ese país del norte; por lo demás, son 91 por ciento de los deportados en este período de diez años.
Los activistas pro-migrantes en Estados Unidos han acusado al gobierno señalando que se están deportando masivamente a inmigrantes inocentes de todo delito, cabezas de familia y personas que solamente buscan un mejor porvenir. De hecho, 59 por ciento de los 3.7 millones de deportados en esos diez años recientes, fueron trabajadores sin delitos en su récord criminal.