Una llamada desesperada de una persona que trabaja con madres que han optado por no abortar¿Cómo despertar del letargo que sufre la sociedad entera frente al tema de los abortos?
Quienes trabajamos con madres que han optado por no abortar vivimos diariamente el valor de la vida humana. Animo a todas las personas a que salgan del letargo de la indiferencia bajo el escudo de “esto no es mi problema”, “lo que yo haga no va a servir de nada” o “¿para qué meterme en líos?”.
Son muchísimos en nuestra sociedad los que desconocen lo que realmente se está haciendo con los miles y miles de niños que no llegan a nacer porque son literalmente tirados a la basura en un amasijo de carne y huesos. Todos tenemos que ser informados de la verdad.
Es necesario reflexionar sobre el cambio brutal del sentido de las palabras que se emplean para justificar lo injustificable: llamar “interrupción del embarazo” (algo que se refiere a la madre) a lo que realmente es matar al hijo no nacido (al que se le da la categoría de “no es nada”).
En el caso de que en el transcurso de un viaje, por causa de un accidente, murieran cuatro personas, sonaría a sarcasmo o burla que los titulares de los medios de comunicación hablaran de que el accidente “ha interrumpido el viaje de cuatro personas”.
Interrumpir es una cosa, matar es otra
¡Cuántas madres, debido a este engaño con las palabras, no saben lo que están haciendo realmente! “Interrumpen” el embarazo autojustificándose con frases repetidas: “no era el momento de quedarme embarazada”, “no lo deseaba”, “estoy sin trabajo, estoy sola”, etc., etc. Todas estas frases se emplean para ocultar la verdad: la muerte de sus hijos.
Esas mismas madres ¿podrían utilizar la misma justificación cuando, por quedarse sin trabajo o solas, por la muerte del marido por ejemplo, se plantearan matar a alguno o todos sus hijos? Nadie en la sociedad diría que la madre ha interrumpido su maternidad, ni podría alegar que su acción respondía a que “no era el momento de quedarse viuda”, o que la pobreza o la viudez “era una situación no deseada”.
¿Acaso la única situación que parece dar valor a la vida de sus hijos es que se encuentran fuera del útero materno de modo que matar a un hijo cuando está fuera de su seno es un delito, mientras que matarlo cuando está en el seno materno es un derecho? ¡Qué hipocresía! ¿O es que estamos locos?
Los políticos prefieren en esto, como en tantas cosas, jugar con las palabras.
La ciencia dice algo diferente: dice que el ser humano es humano desde el mismo momento de la fecundación del óvulo por un espermatozoide y lo que se forma en ese momento nunca se puede llamar “nada” o “cosa”, sino “vida humana”. El que niegue esto, o es ignorante o actúa de mala fe o por intereses.
De nuevo invito a todos a salir del letargo de la indiferencia frente a la farsa de la “interrupción voluntaria del embarazo”. Las madres y sus hijos lo agradecerán.
No sólo los hijos; también las madres, como podemos atestiguar quienes estamos junto a ellas y tantos psicólogos y psiquiatras que tratan a madres que cayeron en el engaño de abortar y sufren trastornos; trastornos que no son capaces de curar los médicos que les aconsejaron el aborto ni quienes les empujaron y presionaron. No son todas, pero sí muchas, aunque no lo manifiesten ni acudan a los profesionales.
Gracias por haber acabado de leer estas líneas. Te invito, amable lector, a ayudar a que nuestra sociedad salga del letargo frente al aborto.
Por sor Aurora Gallego, directora de la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia.
Artículo originalmente publicado por Forum Libertas