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De la crisis, la troika y el ébola

Capitalismo igual a crisis

© George Rex

César Nebot - publicado el 23/10/14

O de cómo el Banco Central, la Comisión Europea y el FMI han "refundado el capitalismo"… a costa del contribuyente

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Han transcurrido siete años desde que estallara la crisis financiera subprime en Estados Unidos, con efectos en cadena en las economías desarrolladas. La globalización no sólo ha servido como cauce de transmisión del crecimiento económico entre países vía el comercio internacional, sino que, a su vez, ha permitido que las crisis económicas excedan fronteras a mayor velocidad. La interconexión de las economías globalizadas ha propiciado que las debilidades de unos se tornen en amenazas para otros. Así pues, a la crisis subprime le ha sucedido una guerra de divisas, la crisis del euro y la crisis de la deuda soberana.

En consecuencia, los dirigentes de las primeras potencias e instituciones supranacionales barajaron de forma ampulosa la necesidad de refundar el capitalismo, haciendo uso del doble sentido, de repensar el propio sistema y de volver a dotarlo de fondos. A la postre se ha demostrado que la verdadera intención consistía en el segundo significado pues la reflexión desde estas instituciones en estos siete años ha sido escasa por no decir nula.

Y es que, en el fondo y echando la vista a los hechos de estos años, la urgencia expresada por las suprainstituciones de refundar el capitalismo provenía no de la necesidad de repensar el mundo económico sino de sostener un castillo de naipes que amenazaba desmoronarse porque la crisis financiera había dejado al descubierto las vergüenzas de un sistema financiero que había diseminado activos tóxicos sin garantía por todo el mundo. Si la forma de justificar la bondad del sistema económico consistía en que el crecimiento de las potencias económicas desbordaba de su propia mesa y era provechoso para las economías pobres, con la crisis este escenario de cartón piedra se desmontaba desvelando un crecimiento a crédito descubierto y no necesariamente basado en mejoras en la productividad. Esto ha sido muy evidente en experiencias como la de España cuyo boom inmobiliario iba acompañado de una caída en la productividad mientras que su crecimiento lideraba Europa del 2000 al 2005.

Para ilustrar esta situación, calculamos unos indicadores haciendo uso de la Base de Datos del Banco Mundial. Analizamos para el periodo desde 1998 hasta el 2013, cuánto ha crecido en promedio anual el producto interior bruto (PIB) real per cápita y por otra parte, calculamos cuántos puntos ha aumentado en promedio anual la deuda total, privada y pública, de cada país respecto de su PIB.

A nivel mundial, la importancia de la deuda sobre el PIB ha aumentado a un ritmo de 0,475 puntos porcentuales cada año durante estos 15 años, mientras que el PIB per cápita ha aumentado a un 1,47% anual. Si para una empresa resulta interesante conocer en qué aumento de deuda debe incurrir si desea aumentar sus ventas en un 1%, de igual manera, para las economías puede ser relevante conocer el ratio de cuánta deuda ha aumentado comparada respecto al  crecimiento de un 1% anual superior. A este indicador le denominaremos Ratio de incremento anual de Deuda vs Crecimiento PIB per cápita anual (en lo sucesivo RiDCr).  Para el Nivel Mundial, este número es casi un 0.34 para el periodo 1998-2013, es decir, durante estos 15 últimos años de especial ritmo de globalización, para alcanzar un punto anual más de crecimiento per cápita en términos reales su posición deudora respecto del PIB ha aumentado 0.34 puntos porcentuales cada año.

Este indicador calculado para diferentes las áreas económicas deja al descubierto que los países desarrollados, los de alta renta disponen de un ratio mayor, alrededor de un 1.7, cinco veces la media mundial. Si bien la Unión Europea sigue este patrón, la zona euro se dispara a casi el 2 mientras que Norte América alcanza el 2.54

ZONASRiDCr
World0.34
European Union1.62
OECD members1.64
High income1.66
Latin America & Caribbean1.71
Euro Area1.92
North America2.54

Tabla 1. RiDCr Roeficiente de incremento Deuda vs 1% de Crecimiento

Un RiDCr de 2.54 puntos significa que se eleva la posición deudora en 20 años en 50.8 puntos porcentuales para aumentar el PIB per cápita un 1% cada año.  Si al principio del periodo la deuda fuera nula y el PIB per cápita fuera de 1000$, al cabo será 1220.19$, un 22.019% superior pero deberíamos un 61,9% de esa renta. Una economía que haya crecido a crédito mostrará un mayor RiDCr.

Si observamos esta medición por varios países constatamos casos graves como el de Italia o Japón. España se encuentra en el “selecto” grupo de países que encabezan el ranking del indicador. Como era de esperar las economías europeas copan los primeros puestos. Entre los denominados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) se intercalan Dinamarca y Japón que han crecido a una tasa raquítica promedio de 0,59% anual para todo este periodo.

PaísRiDCrPaísRiDCrPaísRiDCr
Italy44.54France2.35El Salvador1.31
Japan9.43Finland2.15Chile1.17
Portugal7.86Brazil2.04Ukraine1.12
Spain7.22Turkey1.76Czech Republic1.05
Denmark6.96Iceland1.72Guatemala1.02
Greece4.10Haiti1.63Poland0.98
Netherlands3.85Colombia1.54Argentina0.61
Venezuela3.55Slovenia1.53Costa Rica0.39
Ireland2.96Mexico1.52Austria0.30
Australia2.62Sweden1.42China0.02
United States2.56United Kingdom1.36

Tabla 2. RiDCr por países

Italia muestra el valor más alto ya que su deuda total se ha disparado en este periodo a la par que la tasa de crecimiento promedio ha sido muy exígua. China, en cambio,  con un 0.02 muestra un crecimiento no asociado tanto a crédito, por lo que resulta comprensible que con sus aumentos en productividad haya superado a Estados Unidos como primera economía mundial.

Con esta crisis y los fallos de mercado que la han originado, el Fondo Monetario Internacional, sensible al virus de la insostenibilidad de la deuda cuando amenaza a las economías desarrolladas, se ha erigido como institución rescatadora y reguladora.

La troika formada por el Banco Central, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, se han reunido como expertos y han acudido, vestidos de negro, a rescatar imponiendo regulaciones ominosas que han recaído en el contribuyente de a pie. Han buscado refundar el capitalismo actuando al margen de la expresión democrática del pueblo. Los gobernantes, al más puro estilo “poli bueno, poli malo” han escenificado claudicaciones sociales como sacrificios necesarios para la sostenibilidad económica.

Uno espera de un médico que investigue el origen de la dolencia para poner remedio, y que además fortalezca la salud del paciente al margen de la rentabilidad de la medicación. Si un paciente ha contraído el ébola, un médico que lo remita a casa para que se le pase la fiebre porque las pruebas diagnósticas son caras y poco rentables, es un mal médico. Curiosamente la Troika, como supuesto regulador del sistema, no investiga el origen del problema para diseñar recomendaciones políticas que prevengan la dolencia. Simplemente refunda el sistema por adelantado, sin repensarlo, para acabar pasando la factura a los habitantes en términos de derechos sociales. Tal vez por eso, los hombres de la Troika  como malos médicos, no van de blanco sino de negro.

Cuando hayamos salido de la crisis dentro de unos años, más pobres y con menos derechos sociales, nada nos podrá asegurar que no vayamos a enfermar en la siguiente ya que el médico simplemente nos habrá dado un antiinflamatorio en lugar de haber aprovechado para estudiar el virus y crear un antídoto.

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