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El relato del marido de Asia Bibi, Ashiq Masih, es emblemático.
Ashiq, como relata Tempi.it (20 octubre), estaba presente en el aula cuando el juez de apelación confirmó la condena a muerte para la cristiana acusada injustamente de blasfemia. En conversación con la ONG British Pakistani Christians, el hombre reveló los detalles de ese momento: “había también un gran número de imanes y líderes islámicos que gritaban continuamente: “¡Blasfemos!” y “¡Matadla!”».
Jueces bajo presión
Un testimonio que muestra cuán bajo presión estaban los jueces por parte de los extremistas islámicos, que muchas veces han amenazado de muerte e incluso asesinado fuera de los tribunales a abogados, imputados y jueces.
“Este proceso de apelación eta un rayo de esperanza, pero el rechazo de la apelación ha destruido mi confianza en el sistema legal paquistaní”. Ashiq añadió: “No les he dicho a mis hijos la sentencia del tribunal. ¿Cómo podría? Me asusta mucho su posible reacción. Ya ahora están muy deprimidos: esperábamos que volvería a casa”.
Aún queda una posibilidad para Asia Bibi, y es la Corte suprema: “Mis abogados están muy confiados en que el Tribunal Supremo anulará esta sentencia”, afirma el marido.
Y se espera que el Tribunal pueda hacerlo "tomando en consideración todos los aspectos del caso". Lo escribe en un llamamiento la Comisión para los Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), sobresaliente ONG que ha tenido sus mártires en la batalla contra la ley anti-blasfemia, utilizada a menudo contra los cristianos, como en el caso de Asia Bibi.
En un comunicado, la Comisión sostiene que “el resultado de la apelación de Asia Bibi al Alto Tribunal ha defraudado a muchos y ahora todos los ojos están puestos en la Corte Suprema". "Pakistán – se añade – está en una situación difícil porque la ley sobre blasfemia, y la manera en que se aplica, no han sido sometidas a una necesaria revisión. (Avvenire, 21 octubre)
Pero ¿cómo es posible condenar a muerte por blasfemia a una mujer, si no hay ni una sola prueba?
Sobre este punto ha intervenido Haroon Barkat Masih, director de la “Masihi Foundation”, empeñada en Pakistán por la mejora de la vida de los cristianos y también en la defensa de los cristianos injustamente acusados de blasfemia: "Hay demasiados intereses en juego detrás del caso de Asia Bibi. Demasiados poderes fuertes y demasiadas presiones, que al final cubren y acaban pisoteando la verdad de los hechos”, dijo en una conversación con la Agencia Fides. “La corrupción y el deseo de explotar el caso para fines económicos es otro aspecto presente” añade Haroon Barkat.
El director recuerda finalmente que en el Tribunal Supremo la sentencia de condena puede ser anulada y que, incluso en caso de condena, el Presidente de Pakistán tendría siempre el poder de conceder el indulto.