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El pontificado de Pablo VI aportó respuestas a los interrogantes del hombre de hoy

Aleteia Team - publicado el 22/10/14

Martínez Puche publica “Beato Pablo VI. Escritos esenciales”
El pasado domingo el Papa Francisco beatificó en San Pedro del Vaticano al Papa Pablo VI, y ya está a la venta en España y América Latina un libro fundamental para conocer a este Pontífice:  «Beato Pablo VI. Escritos esenciales» (Vozdepapel).

José A. Martínez Puche, O.P. ha dedicado muchos meses en preparar esta edición, seleccionando los textos, escribiendo las introducciones y ordenando los índices. Él es el editor de este libro de 590 páginas que sin duda "descubrirá" al público a éste "Papa creciente", como lo llamaba José Luis Martín Descalzo.

Aunque aún no acaba de salir de su infarto, usted no ha dudado en atender mi propuesta de entrevista, con motivo de la aparición de su libro “Beato Pablo VI. Escritos esenciales" (Vozdepapel), en vísperas de la beatificación del Papa Montini. Se lo agradezco de veras.

No tiene nada que agradecerme, lo hago con el mismo gusto como he preparado el libro, para que las nuevas generaciones puedan conocer a este Papa gigantesco, y leer sus enseñanzas, que siguen siendo actualísimas.

Pablo VI ha sido el Papa que más me influyó en mi formación teológica y eclesial y en mis primeros años de sacerdocio. Fue elegido cuando yo tenía 19 años y puedo decirle que, aunque viví mi infancia en tiempos de Pío XII, y mi primera juventud durante el pontificado de San Juan XXIII, el Beato Pablo VI fue el que marcó los años principales de mi formación como estudiante de teología (1963-1966) y mis primeros doce años de sacerdote.

Fue el primer Papa que vi de cerca, seguí con interés su magisterio y su trayectoria como timonel del Vaticano II, y las más importantes aplicaciones del Concilio. Recuerdo con emoción su primera encíclica, “Ecclesiamsuam”, que me fascinó.

No es la primera vez que publica un libro sobre Pablo VI. En Edibesa editó sus encíclicas y un diccionario, además de un librito con la exhortación “Gaudete in Domino”. ¿Por qué un nuevo libro?

El motivo ha sido la beatificación de un Papa al que admiro profundamente y estoy convencido de que su magisterio está bastante olvidado y no es fácil encontrar en lengua española una edición de sus obras. Todos los sucesores de Pablo VI en la Cátedra de San Pedro han elogiado su doctrina y han recomendado su lectura. Este libro quiere acercar esa doctrina a las nuevas generaciones eclesiales y a los que, ya mayores, no disponen del tesoro de ese magisterio. Aunque en el libro se ofrecen testimonios papales más completos, podemos destacar alguna frase:

Juan Pablo I dijo: “En sus quince años de pontificado, Pablo VI me ha enseñado cómo se ama, cómo se sirve y cómo se trabaja y se padece por la Iglesia de Cristo”.

San Juan Pablo II: “Alabemos al Señor con sincera gratitud por el inestimable legado de magisterio y de virtud que Pablo VI ha dejado a creyentes y a toda la humanidad, A nosotros ahora nos corresponde atesorar tan sabia herencia”.

Benedicto XVI:“Con el paso de los años resulta cada vez más evidente la importancia de su pontificado para la Iglesia y para el mundo, así como el valor de su alto magisterio”.

Y el Papa Francisco expresará su alta estima del Beato Pablo VI en la beatificación. Ya ha destacado sus tres amores: a Cristo, a la Iglesia, al hombre.

¿Qué ofrece al lector el libro “BEATO PABLO VI. ESCRITOS ESENCIALES”

 El libro, de 536 páginas, consta de:

Una INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA, en la que intento presentar la figura de Giovanni Battista Montini, Pablo VI, en su contexto histórico y eclesial.

La Parte Primera del libro contiene el texto íntegro de las encíclicas Ecclesiamsuam, Mysteriumfidei, Christi Matri, Populorumprogressio, Sacerdotaliscaelibatus y Humanae vitae. Se completa con las dos grandes exhortaciones apostólicas Evangeliinuntiandi y Marialiscultus, y el Credo del Pueblo de Dios, con la introducción que el mismo Papa pronunció antes de proclamarlo.

La Parte Segunda está dedicada a la obra de Pablo VI en el Concilio Vaticano II (principales discursos a los Padres Conciliares) y a la aplicación del Concilio y lo más destacado de su Magisterio: los documentos sobre Reformas e instituciones postconciliares. Entre ellas, el Sínodo de los Obispos, la Comisión para las Comunicaciones Sociales, el Diaconado permanente, el Año Litúrgico y Calendario Romano, el Misal Romano, el Oficio Divino, el Consejo Pontificio “CorUnum”.

Siguen dos homilías antológicas: la de Cristo en Manila y la de María y la Sagrada Familia en Nazaret, y la proclamación de María Madre de la Iglesia.

La línea ecuménica está bien servida con las dos declaraciones conjuntas firmadas por Pablo VI y los dos grandes representantes de la Ortodoxia (Patriarca Atenágoras I) y de la Comunión Anglicana (Su Gracia Michael Ramsey).

Lo más importante de cara al mundo fueron sus históricos discursos a la Asamblea General de la ONU y a la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Y termina esta parte con el final de su vida terrena: homilía en la que él mismo ofrece una síntesis de su pontificado, una meditación sobre la muerte y su Testamento.

Se completa el libro con 80 páginas de ÍNDICES, que pueden facilitar mucho encontrar un nombre o tema determinado.

¿Qué características destacaría de su Magisterio?

La primera que salta a la vista es su elegancia: yo diría que fue él mismo quien redactó personalmente sus encíclicas y alocuciones, con su propio estilo, claridad, valentía, absoluta fidelidad a lo que en aquellos turbulentos años del posconcilio se podía esperar del designado por Dios para llevar el Vaticano II a su plenitud y aplicarlo a la vida de la Iglesia.

Insisto en la valentía: después de San Juan XXIII hacía falta al frente de la Iglesia y del Concilio un hombre valiente que, con la ayuda de Dios, llevara a término la obra más importante de la Iglesia en el siglo XX, el Vaticano II.

Conocía los serios problemas que había en los inicios y desarrollo del Concilio, que urgían una solución, y no dudó en ofrecer su pontificado para que el Concilio llegara a su plenitud y aportara respuestas a los interrogantes del hombre de nuestro tiempo. Todos los documentos conciliares están firmados por “Pablo, Obispo de la Iglesia Católica”.

¿Podemos decir que esa valentía le impulsó a escribir y promulgar la encíclica “Humanae vitae”?

Absolutamente, no le quepa la menor duda. No fue ninguna ligereza. No ahorró estudios, consultas, comisiones de expertos, un gran amor a la Vida y a la Verdad y mucha oración. Es una reducción caricaturesca definir la “Humanae vitae” como la encíclica de los métodos anticonceptivos. Es un canto a la Vida, el valor supremo en el plano humano, que se eleva para los cristianos al orden sobrenatural. Y ese valor merece el mayor respeto: no se puede jugar con lo sagrado.

Por eso, Pablo VI vio claro que era urgente concretar -asesorado por especialistas en medicina, bioética, y fertilidad humana- el comportamiento cristiano de paternidad y maternidad responsables, salvando la moral cristiana en favor de la vida.

La Humanae vitae es una encíclica profética, en dos sentidos: uno, porque expresa la voluntad deDios sobre la apertura a la vida, expuesta por un profeta, Pablo VI; otro, porque se adelantó al futuro, según la acepción popular de lo profético. El Papa Montini conocía las dificultades que podrían sobrevenirle. Pero no se arredró, y ofreció a la Iglesia y al mundo su encíclica más valiente.

El mundo no tardó en mostrar su disconformidad radical con los planteamientos de la Humanae vitae. Pero lo más doloroso para Pablo VI fue la reacción contraria en el seno de la Iglesia. Sus biógrafos están de acuerdo en señalar la Humanae vitae como punto de inflexiónen la vida del Papa: en 1968 iniciaba un decenio de calvario, que iría consumiéndolo hasta su muerte.

 
En su última homilía, cuando sólo le quedaban cuarenta días de vida, el 29 de junio de 1978, decía Pablo VI: "En el empeño generoso y lleno de sufrimientos de magisterio al servicio y en defensa de la verdad, consideramos imprescindible la defensa de la vida humana. Y hemos hecho programa de nuestro pontificado la defensa de la vida, en todas las formas bajo las cuales puede ser amenazada, turbada e incluso suprimida".

Está claro que la “Humanae vitae” es la encíclica más conocida de Pablo VI. Usted ha mencionado la primera, “Ecclesiamsuam”. ¿Qué otros documentos legó a la Iglesia y al mundo?

Yo destacaría, además de las dos mencionadas, estas otras cuatro encíclicas: Mysteriumfidei, sobre la sagrada Eucaristía; Sacerdotaliscaelibatus, sobre la donación total de sí que caracteriza el carisma y el ministerio de los sacerdotes; Evangelicatestificatio, sobre la vida religiosa en nuestro mundo; y llamó poderosamente la atención de la humanidad la gran encíclica Populorumprogressio, sobre el deber de fomentar la promoción técnica y material de los pueblos en vías de desarrollo.

Junto a las encíclicas no podemos olvidar dos espléndidas exhortaciones apostólicas, que están en plena vigencia para quien quiera conocer la doctrina de la Iglesia sobre María, la Marialiscultus, y sobre la evangelización, la Evangeliinuntiandi.

Finalmente, hay un documento no superado, al que Pablo VI dio tanta importancia que lo proclamó solemnemente en la basílica de San Pedro ante una multitud de obispos, como colofón del Año de la Fe: el Credo del Pueblo de Dios, que es el más completo y actual símbolo de la Iglesia.

Finalmente, en el magisterio del Pablo VI hay otros documentos de menor extensión, pero de gran importancia en la vida de la Iglesia, que ya he mencionado cuando me ha preguntado por el contenido del libro.

¿Desea añadir algo más?

Sí, dos cosas. Una, agradecer a Dios el don que hizo a la Iglesia y al mundo con este Papa excepcional. Otra, mi deseo y esperanza de que pronto quede obsoleto lo de “Beato Pablo VI” para dejar paso al definitivo “San Pablo VI”: con los Papas Juan y Juan Pablo, los tres Papas santos del Vaticano II.

 

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