Los kurdos sitiados en esta estratégica ciudad siria han recibido armas para luchar contra los yihadistas
La ciudad de Kobane, situada en la región siria de Alepo, cerca de la frontera con Turquía, ha conocido en los últimos días un gran sufrimiento. Su situación estratégica ha atraído a los yihadistas y con ellos la violencia irracional. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon ha hablado de "masacre" y por las redes sociales han circulado imágenes escalofriantes.
Punto de paso para Turquía, el grupo autodenominado Estado Islámico (EI) ve en ella la posibilidad de conectar el santuario de Raqqa con los territorios tomados por el movimiento yihadista en el oeste.
Para los kurdos, esta ciudad reviste mucha importancia por ser la primera en ser declarada independiente del poder central sirio en 2012, por lo que se ha convertido en símbolo de la resistencia kurda contra los yihadistas y a la vez del derecho al autogobierno de los kurdos.
La nación kurda, extendida por territorio turco, sirio, iraquí e iraní, lleva luchando desde hace décadas por su independencia. Su lucha contra el avance del Estado Islámico también les ha permitido expandir su territorio, rico en petróleo.
Al otro lado de la frontera, en Turquía, milicianos del partido kurdo de los trabajdores, PKK, quieren ayudar a sus compatriotas sitiados por el EI en Kobane. Pero el ejército turco les ha estado impidiendo pasar, ya que el Gobierno de Ankara los considera terroristas y libra una lucha contra ellos que ha producido cuarenta mil muertos en 20 años.
Turquía prefiere apoyar a los refuerzos del Kurdistán iraquí, que ha mostrado su disposición a enviar algunas de sus tropas a Kobane, según declaró este lunes el portavoz de los peshmerga Jabar Yawar.
Mientras tanto, la coalición de países guiada por los Estados Unidos, que estaría bombardeando desde el aire posiciones del Estado Islámico, no está demasiado clara en Kobane. La Red Voltaire, citada por la revista Ciudad Nueva de Argentina, señala ataques contra el EI de escasa relevancia.
Sin embargo, las autoridades estadounidenses aseguran haber enviado armas y municiones desde el aire a los kurdos sitiados en Kobane y haber frenado el avance de los yihadistas.
Estos ataques aéreos en Siria no contarían con el permiso de las autoridades locales, aunque éstas serían avisadas antes de que se realice un bombardeo.