La estrategia de muchas empresas de Silicon Valley para evitar la “molestia del embarazo”
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La Silicon Valley ya se había distinguido en el pasado por ofrecer puestos de trabajo a manager brillantes a cambio de pagarles costosos tratamientos (hasta 15.000 dólares) para superar la infertilidad o para cambiar de género, como “gancho” para nuevos talentos. Pero multinacionales como Facebook y Apple se han superado: acaban de tomar la decisión de ofrecer como “bonus” a sus dependientas que congelen y conserven sus óvulos para postergar un embarazo que ahora podría ser un obstáculo en su carrera.
Estrategias anti-embarazo
En particular, entre las trabajadoras de Facebook, el congelamiento de óvulos es una práctica cada vez más difundida. La congelación está incluida en una nueva póliza sanitaria que se ofrece a los dependientes desde el pasado enero. Pero el tema ha sido de dominio público sólo hace poco, y Apple ha decidido seguir el ejemplo de Facebook ofreciéndose a cubrir los gastos de postergar el embarazo: considerando que la congelación de óvulos cuesta unos 10.000 dólares (más de mil al año para conservarlos) y que la operación se realiza dos veces para tener buenas posibilidades de éxito, el beneficio ofrecido por estas empresas vale por lo menos 20.000 dólares, más de 15.000 euros.
Más trabajadoras, ¿a precio de la maternidad?
En el fondo, la de la congelación de óvulos no es más que una medida en línea con “Pongámonos por delante”, el manual para el rescate de las mujeres publicado hace un par de años por la directora general de Facebook, Sheryl Sandberg. El objetivo es incentivar el trabajo femenino de las empresas digitales, que normalmente es el 30% del total, un porcentaje aún muy bajo porque las mujeres, incluso en la carrera, optan a menudo por construir una familia y tener hijos, poniendo el trabajo en segundo lugar.
Padres a punto de jubilarse
Las técnicas de congelación existen desde hace años, pero hasta hace poco se usaban sólo con fines clínicos y en casos límite: la mujer enferma de cáncer que, antes de someterse a la quimioterapia, congelaba sus óvulos para fecundarlos en un segundo momento. Con el perfeccionamiento de estas técnicas, esta práctica se ha difundido más allá de la esfera clínica. El riesgo es que, así, la experiencia de la maternidad y la paternidad se posterguen demasiado en el tiempo. Y encontremos padres a punto de jubilarse.