En tiempos en los que la crispación impide el diálogo entre políticos de partidos opositores, llueven elogios para el peronista que discutió con su mentor cuando éste se enemistó con la Iglesia.
Murió un sinónimo del peronismo en la Argentina, acaso quien podía referir a Juan Domingo Perón con mayor autoridad. De todos los partidos políticos llegan reconocimientos a la figura de Antonio Cafiero, fallecido a los 92 años en San Isidro, ciudad ubicada a las afueras de Buenos Aires. Más de 70 años Cafiero permaneció en la primera plana política. Fue ministro de Comercio de Perón desde 1952 a 1955. Cuando ocurrió el golpe de Estado de 1976, era embajador ante la Santa Sede, cargo que ahora ocupa su hijo Juan Pablo. Diputado, gobernador de la provincia de Buenos Aires, senador hasta los 83 años, es reconocido desde todos los partidos políticos como un referente de la democracia argentina.
En no pocas ocasiones Cafiero recordó su discusión con Perón, que lo llevó a la renuncia de su gabinete de ministros en 1955. Cafiero era peronista, y lo fue hasta su muerte. Pero también era católico. La disputa de Perón y la Iglesia comenzaba a tratarse de algo más que una disputa dialéctica. Violentos acontecimientos derivaron ese año en una quema de Iglesias cuya autoría Perón negó, pero muchos atribuyen a él. Cafiero explicó su renuncia a la periodista Silvia Mercado en su libro sobre el peronista Raúl Apold:
“Perón estaba equivocado. Veía enemigos en todos lados, creía que podía reemplazar la religión católica por una religión peronista para evitar la intermediación de los curas en los púlpitos, hacer que el pueblo le rezara a Evita en lugar de a la Virgen María. Yo intenté hablar con él, pero no escuchaba a nadie que dijera lo contrario de lo que quería escuchar. Pensé que renunciando iba a llamar su atención.”
En otra ocasión recordó: “Cuando tuve que renunciar en abril del ’55 al ministerio de Comercio fue muy duro, porque no estaba de acuerdo con la política de Perón respecto a la Iglesia. Tuve largas charlas con él, diciéndole que la Argentina es católica, que no había que pelearse con la Iglesia, que se peleara en todo caso con algunos obispos que nos estaban haciendo la contra. Tuvimos una discusión y ese fue el día más amargo para mí, porque por un lado sentía que estaba defraudando al peronismo y a Perón, y por el otro lado sentía que si no hacía eso estaba defraudando mis convicciones más íntimas”.
La relación con Perón mejoró durante los años de éste en el exilio. Cafiero incluso viajó en el avión en el que regresó el histórico líder en 1972. Esos años también se convirtió en un actor clave para entender otro de los episodios más importantes de la historia contemporánea de la Iglesia en la Argentina. Según relató años después, en una ocasión conversó con el padre Carlos Mujica, peronista como él, sobre su posible asesinato. “El padre Mujica me dijo a mí, cuando yo era presidente de la Caja de Ahorro, año 74: ‘Antonio, ando con mucho miedo (…) sé que me van a matar, (…) los montoneros me van a matar’”, contó al programa Tiene la Palabra en 2008, abonando la teoría de que los grupos peronistas de izquierda fueron los responsables del asesinato del recordado sacerdote y no la AAA.
Cafiero siempre se confesó como un católico practicante. No llama la atención, desde la pública confesionalidad de Cafiero y los hechos narrados en esta crónica, que el Papa Francisco haya hecho llegar su mensaje de condolencia a la familia tras el fallecimiento, tal como informó su colaborador el argentino Guillermo Karcher.