Los cristianos abrazamos la cruz, pero cuando llegan las dificultades no siempre es fácil aceptarla. Necesitamos la ayuda de Dios, para pedirla es esta oración en los momentos de sufrimiento:
¡Oh Padre, mira los sufrimientos de tus hijos,
mira el momento difícil por el que estamos pasando!
Padre, ha llegado la hora, glorifica a tus hijos, sostén nuestra debilidad,
para que también te glorifiquemos manifestando tu poder.
Padre, si es posible, aparta de nosotros este cáliz.
Pero nuestro entendimiento no penetra tu plan de amor
y si no fuera conforme a tu voluntad, si tenemos que beber este cáliz de amargura,
ayúdanos con la fuerza de tu gracia,
para que podamos repetir, no sólo con los labios, sino también con el corazón
la oración de Jesucristo en el Huerto de los Olivos: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Muchas veces somos perseguidos, humillados, maltratados.
Haznos entender que el discípulo no es mayor que el maestro
y que Cristo vive en nosotros y los misterios de su pasión redentora.
Ayúdanos a superar todo resentimiento y a rezar como tu Hijo en la Cruz:
“Padre, perdónalos”.
Sabemos que tu plan de amor muchas veces nos coloca en la cruz.
Que este se realice en nosotros,
para que podamos repetir confiados la última oración de tu Hijo:
“En tus manos, Padre, encomiendo mi Espíritu”
y, así esperamos, tranquilos,
que tu poder se manifieste en la gloria de nuestra resurrección.
Amén.