Mensaje de esperanza del Papa Francisco
El nuncio apostólico en México, monseñor Christophe Pierre y el arzobispo de Antequera-Oaxaca, monseñor José Luis Chávez Botello, encabezaron el pasado miércoles 8 de octubre el acto de la coronación pontificia de una de las cuatro advocaciones de la Virgen más destacadas de México: la Virgen de Juquila o “la Juquilita”, como le llaman, cariñosamente, sus fieles devotos.
Con cerca de dos millones de peregrinos al año, la Virgen Nuestra Señora Inmaculada de Juquila comparte “popularidad” con la Virgen de Zapopan y solamente está por debajo, en número de peregrinos, de la Virgen de San Juan de los Lagos (5 millones de peregrinos al año) y, obviamente, de la Virgen de Guadalupe, que recibe 22 millones de peregrinos cada año.
El santuario de la Virgen se encuentra en el poblado de Santa Catarina Juquila, en el corazón de la serranía del Estado de Oaxaca, con amplia población indígena, y forma parte de “La Ruta de la Fe” junto con los municipios de Zimatlán de Álvarez, Ayoquezco de Aldama, Villa Sola de Vega, San Pedro Juchatengo, El Vidrio y Santa María Yolotepec. Hasta ella llegan gran cantidad de migrantes mexicanos oriundos de Oaxaca y que viven en Estados Unidos.
Papa Francisco: que ella los lleve a la reconciliación
En su mensaje para esta coronación, el Papa Francisco, a través de la Secretaría de Estado del Vaticano, exhortó a los presentes (unos 15 mil peregrinos) “a celebrar a la Virgen con espíritu de profunda renovación espiritual y confianza en la gracia divina, con la certeza de que nuestra madre celestial no dejará de atender a las suplicas de sus hijos”.
Más adelante, el Papa recordó que “ella, que ha acompañado siempre al pueblo en sus vicisitudes nos lleva siempre a que su divino hijo para que, creciendo en la fe, aprendamos a luchar con todas nuestras fuerzas por la reconciliación y la paz”.
El tema de la paz y de la reconciliación nacional fue el tema introducido tanto por el nuncio Pierre como por el arzobispo Chávez Botello.
Frente a miles de feligreses congregados en el Cerro El Azufre para participar en la coronación pontificia, el represente en México del Papa Francisco aseguró que el acto constituye una manifestación de fidelidad, una declaración de amor y cariño que compromete a los oaxaqueños –“ahora más que nunca”-, a trabajar desde la fe, a favor de la reconciliación y la paz desde los diversos ámbitos de la vida social. "Nos urge centrarnos y actuar todos, dejar de ser observadores para ser actores", subrayó monseñor Pierre.
El nuncio apostólico puntualizó que “en nuestras vidas, cada uno de nosotros debemos pedir perdón por todas las veces que hemos faltado a la paz, la paz en nuestros corazones, familias, ambientes y en nuestro país”.
Una inmensa alegría
Monseñor Pierre dijo que la violencia ha cobrado muchas víctimas, ha destruido el futuro de muchos jóvenes y ha encadenado la superación de familias enteras. “La justicia y la paz de los ciudadanos nos urge; ya que debemos actuar todos por la reconciliación de la paz social. Es este, el momento de centrarnos y actuar para hacerlo realidad ahora que se corona a la Virgen de Juquila y, a través de la cual, se nos ha manifestado atenta y solícita para con nosotros”.
Para el arzobispo de Oaxaca, la coronación pontificia “representa una inmensa alegría, ya que convivimos como hermandad, y con este acto se impulsa un llamado de lo que nuestra Señora Inmaculada Virgen de Juquila quiere de nosotros, no solo vernos juntos, sino unidos compartiendo lo mejor de nuestra vida como buenos hermanos”.
Monseñor Chávez Botello hizo, también, un urgente llamado para orar por la paz y a pedir al señor que suscite en todos, un auténtico deseo de dialogo y reconciliación para Oaxaca y en el país.