“La luz del Evangelio debe llegar donde están las prostitutas, donde están los más pobres, donde están los más sucios” monseñor Fernández.Este miércoles se cumple el tercer día de trabajos del Sínodo de los Obispos sobre la familia en el Vaticano. La Asamblea Extraordinaria convocada por el Papa Francisco concluirá el próximo 19 de octubre y tiene diariamente dos sesiones llamadas “Congregaciones”.
Hasta la fecha se cuentan 78 intervenciones de los Padres Sinodales, explicó el Padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano durante una conferencia de prensa en la que participó el rector de la Univesidad Católica de Buenos Aires, Mons. Víctor Fernández y el obispo nigeriano, Ignatius Ayau Kaigama.
Padre Lombardi explicó que el debate del Sínodo de esta mañana se concentró en la crisis de la familia. Una crisis que se supera con Dios y no solo con reglas. “No tomar nuestras debilidades como medida sino confiar en la gracia de Dios” dijo.
Además explicó que “nadie quiere quitar la indisolubilidad matrimonial”. La mayor parte de los Padres sinodales defiende la indisolubilidad del matrimonio. Se ha hablado mucho de la oración en la vida familiar y se ha subrayado la reconciliación y el perdón. Desde África se ha hablado de una cercanía a Dios que se expresa a través de la cultura local.
Por su parte, monseñor Víctor Fernández centró varios temas del debate actual sobre el amor de pareja, el evangelio, la doctrina y el magisterio.
El rector de la UCA explicó el concepto de “bien posible” que consiste también en “emporcarse las manos” con las personas que sufren. “El Santo Padre en la Evangelii Gaudium ha hablado del bien posible. Existe el ideal que queremos tanto y que no queremos debilitar (la familia), luego está la realidad concreta de las personas. Que a veces no alcanza este ideal de perfección, pero que tiene la posibilidad de crecer hacía un bien posible.
Favorecer este bien posible significa también emporcarse con el fango del camino. Entonces, no podemos olvidarnos nunca de esta idea de gradualidad (búsqueda de la perfección familiar). Por las diversas situaciones que encontramos en la familia” sostuvo.
Entretanto, habló de la luz del Evangelio como una antorcha que debe llegar a los últimos y los lugares más oscuros de la humanidad. “Tiene que ver con lo que el Papa Francisco ha pedido. Nosotros queremos una capilaridad para que el evangelio llegue a todas partes. Que no haya un pequeño lugar donde el evangelio no llegue con su luz. De otra manera, la luz llega a unos pocos. Esa no era la idea de nuestro Señor Jesucristo.
La luz debe llegar donde están las prostitutas, donde están los más pobres, donde están los más sucios, donde están los pecadores. Si leemos el evangelio se dice que Jesús era un bebedor y un glotón. ¡Come con los pecadores! Yo no quiero olvidar este ejemplo, también esto es Jesús. Yo mismo he escapado de ciertas personas. He pensado: si un periodista me ve con esta persona estoy acabado. Si me ven hablando con esa mujer. ¿Que dirán de mi?. ¿Qué derecho tengo de actuar así? Jesús me ha enseñado otra cosa” afirmó el rector de la UCA de Argentina.
Por otro lado, confirmó que el Pastor que atiende las familias es un hombre sucio, un hombre embarrado entres sus ovejas. “Nos imaginamos un pastor como en algunos cuadros con el rostro limpio y perfecto casi de mujer, pero el pastor en la Biblia es un hombre sucio, descabellado, lleno de fango porque está cerca a las ovejas día y noche. Un hombre que huele mal y no agrada a primera vista. Este era el buen pastor. Todavía hoy debe estar aquí” confirmó.
Otra imagen del Evangelio que propuso monseñor Fernández ha sido la antorcha móvil que va a iluminar los lugares donde otros no quiere ir. “En Argentina por ejemplo hay sacerdotes en los barrios más pobres en Buenos Aires (las Villas) porque así lo ha querido el cardenal Bergoglio, pero todavía hoy algunos sacerdotes dicen: la Iglesia no debe estar allí porque ellos han robado la tierra. La Iglesia está justificando este hecho inmoral.
En cambio, Bergoglio ha preferido que los sacerdotes vivan allí, en el lugar donde muchos no quieren y temen entrar. Los sacerdotes viven allí. Esta es la antorcha (de la luz del evangelio) que se mueve y vive entre ellos” aseguró.
Asimismo, sostuvo que para formar al matrimonio se necesita un equilibrio entre amor verdadero, doctrina y las enseñanzas de la Biblia. “Hemos sentido el testimonio de un Obispo nacido en un matrimonio con 16 hijos. Habló del testimonio de sus padres. Mis hermanos casados – dijo este Obispo- viven un matrimonio bellísimo porque han recibido el ejemplo en casa. Mis padres no han leído un sólo documento del magisterio de la Iglesia y tampoco han pertenecido a un movimiento eclesiástico matrimonial. Este es el Evangelio vivido por la piedad popular. Vivido por las personas que lo llevan en el corazón y no saben explicarlo. El Santo Padre ama esta piedad popular.
En este sentido, a veces pensamos que las parejas muy comprometidas son aquellas que hacen una apología de la doctrina de la Iglesia. En cambio, la realidad es que las parejas mejores son las que viven entre ellos con tanto amor. Buscan crecer en este sentimiento. Comienzan una y otra vez. Entienden a los hijos sin importar sus defectos y les acompañan con amor. Este ejemplo tiene dentro de si, el mejor mensaje del Evangelio y del Magisterio.
Las parejas que se aman son las mejores. Este ejemplo tiene dentro de si, el mejor mensaje del Evangelio y del Magisterio” comprobó.