Homilía hoy en la Domus Santa MartaCuando recemos no olvidemos nuestra historia. Es lo que ha afirmado Papa Francisco en la Misa de esta mañana celebrada en la Casa Santa Marta. El Pontífice ha destacado que el Señor está a nuestro lado, en el camino de la vida. Y ha invitado a los fieles a no dejarnos distraer por tantas cosas al día de manera que nos olvidemos de rezar.
El Señor “ha elegido a su pueblo y lo acompañado durante el camino en el desierto, durante toda la vida”. Es lo que ha afirmado el Papa que se ha detenido especialmente en la Primera Lectura en la que San Pablo recuerda su vida, sin esconder sus propios pecados. Lo que “Dios ha hecho con su Pueblo, afirmó el Papa, lo ha hecho y lo hace con cada uno de nosotros”. “Hemos sido elegidos: ¿por qué, se ha preguntado, yo soy cristiano y no el de allí, lejos, que no ha oído hablar nunca de Jesucristo?”. “Es una gracia”, esta ha sido su respuesta: “Una gracia de amor”.
“Recordar, por tanto, esta realidad, en su concreción, ha destacado, es lo que hace Pablo”, que confiesa haber perseguido ferozmente a la Iglesia y no dice: ‘Yo soy bueno, soy hijo de este, tengo cierta nobleza’. No, Pablo dice: “He sido un perseguidor, he sido malo”. “Pablo, afirmó el Papa, recuerda su camino y así comienza a hacer memoria desde el principio”:
“Esta costumbre de hacer memoria de nuestra vida no es muy común entre nosotros. Olvidamos las cosas, vivimos el momento y olvidamos la historia. Y cada uno de nosotros tiene una historia: una historia de gracia, una historia de pecado, una historia de camino, muchas cosas… Y nos hace bien rezar con nuestra historia. Pablo lo hace, nos cuenta un pedazo de su historia pero dice: ‘Él me ha elegido ¡Él me ha llamado! ¡Él me ha salvado! Él ha sido mi compañero de camino…’”.
“Recordar nuestra propia vida, retomó, es dar gloria a Dios. Recordar nuestros pecados, de los que el Señor nos ha salvado, es dar gloria a Dios”. Por esto, prosiguió, “Pablo dice que él solo se vanagloria de dos cosas: de sus propios pecados y de la gracia de Dios Crucificado, de su gracia”. Él, ha dicho el Pontífice: “recordaba sus pecados y se vanagloriaba: ‘He sido pecador, pero Cristo Crucificado me ha salvado’ y se vanagloriaba de Cristo. Esta es la memoria de Pablo. Esta es la memoria a la que somos invitados por el mismo Jesús”.
“Cuando Jesús dice a Marta: ‘Te afanas y te agitas por muchas cosas, pero solo una necesitas. María ha elegido la mejor parte’. ¿Es decir? Escuchar al Señor y hacer memoria. No se puede rezar todos los días como si no tuviésemos historia. Cada uno de nosotros tiene la suya. Y con esta historia en el corazón vamos a la oración, como María. Pero muchas veces, nos distraemos como Marta, con los trabajos, con el día, con el hacer las cosas que tenemos que tenemos que hacer, y olvidamos esta historia”.
Nuestra relación con Dios, dijo de nuevo, “no comienza el día del Bautismo, ese día se sella”. Comienza “cuando Dios desde la eternidad, nos ha mirado y nos ha elegido. En el corazón de Dios, allí comienza”
“Hacer memoria de nuestra elección, la que Dios hizo sobre nosotros. Recordar nuestro camino de alianza. ¿Esta alianza ha sido respetada o no? Somos pecadores y recordamos, y hacer memoria de la promesa de Dios que nunca defrauda, que es nuestra esperanza. Esta es la verdadera oración”.
El Papa ha concluido la homilía con la invitación a rezar con el Salmo 138: “Señor, tú me escrutas y me conoces. Tú sabes cuando me siento y me levanto. Sondeas mis pensamientos desde lejos, sabes cuando me acuesto y me levanto”. Esto es rezar, dijo Francisco, rezar es hacer memoria ante Dios de nuestra historia. Porque nuestra historia es la historia del amor hacia nosotros”.