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Sínodo, mons. Paglia: individualismo, verdadero peligro para la familia

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News.va - publicado el 06/10/14
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El Señor dice a la creación: no es bueno que el hombre esté solo: ¡Hoy vivimos bajo la convicción opuesta!Estamos ya en la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicado a la familia, que se inauguró el domingo 5 de octubre con la misa de apertura y que proseguirá hasta el 19 de octubre. Un evento muy esperado que se articula sobre el Instrumentum Laboris, el documento de trabajo del Sínodo que se basa en tres ámbitos: la familia frente al Evangelio, las dificultades y la transmisión de la vida y de la fe. Y, por lo tanto, ¿cuál es el problema que hoy pone en riesgo a la familia? Mario Galgano lo ha preguntado a mons. Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia:

Yo creo que, por primera vez en la historia, nos encontramos frente a un cambio radical de civilización, desde un cierto punto de vista, porque no había nunca pasado hasta ahora que aquel triple complejo matrimonio-familia-vida estuviera tan descompuesto. Hoy está desestructurado y cada individuo lo reconstruye como le place. Podríamos decir que se está dando una especie de creación al contrario.

El Señor dice a la creación: no es bueno que el hombre esté solo. Hoy vivimos bajo la convicción opuesta que descompone este tríptico: es bueno que el hombre esté solo, o mejor aún: es bueno que cada uno piense en sí mismo. Y está aquí el problema de fondo, que concierne ciertamente a la familia pero mucho, mucho más, porque en ese acto creativo confirmado por Jesús y enriquecido todavía más, en realidad se juega el futuro de la misma sociedad.

Aquí, según yo, debemos poner una absolutamente extraordinaria atención y la tarea de la Iglesia es decirle a la sociedad contemporánea que la unión entre hombre y mujer, y la generación que la realiza, es un patrimonio de la humanidad que no puede ser resquebrajado, so pena de la descomposición de la misma sociedad.

– ¿Qué le sorprende más de las frases, de los conceptos, que el Papa Francisco ha expresado en relación a la familia en general?

Parece evidente su preocupación por las dificultades que las familias están viviendo: el problema del trabajo, el problema de los hijos, el problema del desempleo, el problema de la pobreza. Y luego, tantas familias que se han destrozado, que están heridas, que tienen dificultad en recomponerse. He comprendido inmediatamente que más que una especie de debate de peluquería sobre cuestiones teóricas, es necesario emprender una especie de lucha cuerpo a cuerpo con las familias concretas.

Por lo tanto, salir de las habitaciones, en este caso, del Consejo Pontificio y emprender un camino ideal para confrontarse con todas las problemáticas enormes de las familias y que creo que el Sínodo deba exhortar a todas las realidades eclesiales del mundo entero a dar inicio. Ha cambiado la realidad de las familias, ha cambiado la cultura que las rodea y es indispensable que la Iglesia, sobre la inspiración del Papa Francisco, realmente salga y entre en todos los casos y en todas las situaciones para confrontarse y encontrar ayuda para las familias hoy.

– ¿Cuál es el desafío más arduo que enfrenta la Iglesia? Los divorciados, los vueltos a casar, las parejas mixtas entre católicos y pertenecientes a otras confesiones…

Yo creo que el primer desafío en absoluto es el individualismo, porque el individuo hoy, se exalta a tal punto que somete todas las instituciones a sí mismo, incluida la familia. Y si esto se vuelve la regla, todo se vuelve posible, todo se vuelve quebrantable. Al día de hoy, el vínculo estable se vuelve muy pesado. Entonces, existe también la crisis de los matrimonios religiosos, pero también los civiles, e incluso las parejas de hecho.

Por lo tanto, lo que vemos crecer sobretodo en los países occidentales, es la soledad. Ahora, esto – según yo – es el gran desafío, que es un desafío espiritual, cultural, antropológico y es resolviéndolo o curándolo que después conseguirá curar el resto. Si existe esta asunción de responsabilidad de vínculo, que parte de la familia, entonces es posible también resolver todo lo demás, sin grandes cambios.

El verdadero nudo es que hoy el virus no está en las parejas de hecho o en las parejas homosexuales o en otro lado: el virus está antes. Ya ha envenenado antes la vida. Hoy se dice; cualquier manera de estar juntos puede ser familia. Si ‘todo’ puede ser familia, nada es familia y queda sólo el yo. En el altar del yo se sacrifica todo: familia, afectos, e incluso la misma vida.

 

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