Misionera muestra que “el bien le estorba al mundo” y habla de “amenazas cobardes”
Con las dos preguntas fundamentales del obispo Pedro Casaldáliga, “¿Has vivido; has amado?”, la hermana María Silvia Flores Alvarado, perteneciente a los Misioneros Combonianos, ha escrito una carta vibrante de denuncia del acoso y el hostigamiento que sufren todos aquellos, religiosos o no, que dedican su esfuerzo a acoger a los migrantes y a los desamparados en México, tal y como se acogería a Cristo.
La carta abierta de la hermana Flores Alvarado comienza haciendo una apología del “amor asesinado” por los hombres en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Ya en el plano terrenal, la misionera comboniana recuerda las figuras de Gandhi, Martin Luther King y de monseñor Óscar Arnulfo Romero, como paladines de la lucha por los derechos y de la justicia.
“Ahora se escucha que sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos defensores de los derechos humanos de los migrantes son amenazados y amedrentados constantemente por quienes prefieren sistemas injustos y opresores, sistemas que no consideran la dignidad e importancia de los seres humanos”, escribe en su carta abierta la hermana Flores Alvarado.
Amenazados por amor a Cristo
Y cita el ejemplo de México, lugar en donde “personas consagradas que atienden albergues para migrantes sufren frecuentes amenazas por hacer el bien a quienes dejan su país para ir tras el ‘sueño americano’; muy bien podrían estas personas ‘soltar la toalla’ y dejar todo para vivir más tranquilamente; pero a pesar de todo, ellos y ellas siguen adelante con la convicción de que esa es su misión y no otra”.
La misionera comboniana constata que “el bien le estorba al mundo” y habla de “amenazas cobardes” en contra de quienes anteponen su propio bienestar al servicio de los demás En uno de los albergues para migrantes han citado al obispo Casaldáliga: “Al final del camino dirán: ¿Has vivido, has amado? Yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres…”
“Y así es, en el corazón de estas personas que hacen el bien, hay una enorme lista de nombres de mujeres, de hombres y de infantes migrantes que cargan una historia de pobreza y de injusticia”, dice la hermana Flores Alvarado en su carta. Los misioneros combonianos trabajan principalmente en el Estado de Baja California, aunque también lo hacen en sus misiones de Oaxaca, Guerrero y Ciudad de México.
Los misioneros combonianos llegaron a México en 1948, a la ciudad fronteriza de Tijuana, pero desde su llegada han tenido su misión principal en la ciudad de La Paz, en Baja California Sur. Tienen, actualmente 16 comunidades, ocho de evangelización, cuatro de formación, dos exclusivamente de animación misionera, una para atención de misioneros ancianos y enfermos y la casa provincial.