El Congreso Internacional “De Víctimas a Supervivientes” reúne en Ávila del viernes 26 al domingo 28 de setiembre a profesionales de la medicina y la psiquiatría y a un centenar de víctimas que han sufrido la violencia del terrorismo en España, a causa del narcotráfico en Centroamérica o los secuestros de la guerrilla en Colombia.
En la presentación de este congreso, el director y subdirector de la Universidad de la Mística, Javier Sancho y Rómulo Cuartas, han señalado que “la última palabra no la tienen los verdugos, la tiene la persona con su capacidad de sobreponerse a la violencia”. Por ello, “es fundamental escuchar el testimonio de aquellos que más han sufrido para conocer su ejemplo de superación para seguir luchando y ser felices”, han añadido los responsables de la Universidad de la Mística en la que se desarrolla el congreso.
Al congreso asistirán especialistas en medicina, en psicología y psiquiatría y se presentará un estudio sobre los efectos de la violencia y el maltrato en los niños que sufren esta lacra. El estudio ha sido realizado por la doctora colombiana en pediatría Malvina Torbay, quien ha subrayado que “las secuelas que sufren estos niños maltratados se extienden en el tiempo y es imprescindible un tratamiento integral que contemple aspectos médicos, sicológicos y espirituales”.
Al congreso asistirán víctimas del atentado islamista del 11-M, como Esther Sáez, y familiares como Gabriel Moris y Pilar Crespo, que perdieron a su hijo. Estarán presentes víctimas y familiares de fallecidos a causa del terrorismo etarra como María del Carmen de Felipe y Lucía González Miguel. Igualmente, aportarán diversos testimonios de sufrimiento por la violencia como Pastora Mira que padeció maltrato y violencia en su infancia; el caso de secuestro y violencia contra la mujer sufrido por Clara Rojas que fue madre en cautividad; o el periodista y ex-vicepresidente de Colombia Francisco Santos que fue secuestrado por la guerrilla.
Javier Sancho, el director de la Universidad de la Mística, considera que, “superado el tiempo de la recuperación médica y sicológica, aún les queda a las víctimas mucho camino por recorrer y es necesario seguir escuchándolas y seguir cerca de ellas”. En su opinión “no importa la ideología, la religión o la edad. A todas las une el dolor, el sufrimiento. Y todas ellas necesitan sanar, recuperar el sentido de la vida, las ganas de vivir. Sólo así nuestras sociedades pueden ser espacios donde todos son integrados y valorados”.