El Papa Francisco celebró la misa y el rezo del Ángelus dominical en la plaza Madre Teresa de Tirana ante un público acogedor también compuesto por personas de otras confesiones. “Hoy he venido para animarlos a hacer crecer la esperanza dentro de ustedes y a su alrededor”, dijo en la misa en el marco de su cuarto viaje internacional, a Albania, después de la visita al Palacio Presidencial del país.
El Pontífice dijo de venir “a involucrar a las nuevas generaciones; a nutrirse asiduamente de la Palabra de Dios abriendo sus corazones a Cristo […]. Que su fe sea alegre y radiante; muestre que el encuentro con Cristo da sentido a la vida de los hombres, de todos los hombres”.
“Queridos hermanos y hermanas de Albania, también yo vengo hoy entre ustedes a esta plaza dedicada a una humilde y gran hija de esta tierra, la beata Madre Teresa de Calcuta, para repetirles ese saludo: paz en sus casas, paz en sus corazones, paz en su Nación”, dijo el Papa Francisco a los fieles presentes en la plaza de la capital albanesa.
El Santo Padre evocó la misión de los apóstoles de la Iglesia para anunciar el “Reino de Dios en pueblos y ciudades” (cf. Lc 10, 1-9. 17-20). “Él vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere que se difunda por medio de la comunión y de la fraternidad” afirmó.
En su alocución aseveró que el Señor envió a los apóstoles, a los bautizados y a toda la Iglesia “a anunciar el Evangelio a todos los pueblos” ante un público joven formado también por muchas personas de diversas confesiones religiosas. De hecho, los católicos son menos de medio millón en un país de 3,2 millones de habitantes.
El Papa Francisco recordó que los jóvenes son el futuro de país y de la Iglesia. En el Ángelus invocó a la Virgen María para bendecir un país que tiene en el espejo de sus ‘antepasados’ la ‘esperanza del evangelio’.
El Papa habla de la persecución religiosa en Albania
“A través de los siglos, no siempre ha sido bien acogido el anuncio de paz de los mensajeros de Jesús; a veces les han cerrado las puertas. Hasta hace poco, también las puertas de su país estaban cerradas, cerradas con los cerrojos de la prohibición y las exigencias de un sistema que negaba a Dios e impedía la libertad religiosa”, dijo.
“Los que tenían miedo a la verdad – continuó el Papa- y a la libertad hacían todo lo posible para desterrar a Dios del corazón del hombre y excluir a Cristo y a la Iglesia de la historia de su País, si bien había sido uno de los primeros en recibir la luz del Evangelio”.
El Papa Francisco recordó que la Iglesia ha tenido que renacer de las cenizas de la persecución, que en Albania tuvo el rostro feroz del ateísmo de Estado: “Pensando en aquellos decenios de atroces sufrimientos y de durísimas persecuciones contra católicos, ortodoxos y musulmanes, podemos decir que Albania ha sido una tierra de mártires: muchos obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos pagaron con la vida su fidelidad”.
El Obispo de Roma tuvo palabras para resaltar la ‘coherencia’ de los mártires de la fe. “Fueron muchos los cristianos que no se doblegaron ante la amenaza, sino que se mantuvieron sin vacilación en el camino emprendido!”.
El Papa Bergoglio habló de uno de los símbolos del martirio en Albania; el cementerio de Escútari, la región que concentra la mayor parte de católicos del país.
“Me acerco espiritualmente a aquel muro del cementerio de Escútari, lugar-símbolo del martirio de los católicos, donde fueron fusilados, y con emoción ofrezco las flores de la oración y del recuerdo agradecido e imperecedero. El Señor ha estado a su lado, queridos hermanos y hermanas, para sostenerlos; Él los ha guiado y consolado, y los ha llevado sobre alas de águila, como hizo con el antiguo pueblo de Israel (cf. Primera lectura)”, afirmó.
En su homilía usó el símbolo del águila, representación también del evangelio e impresa en la bandera albanés, para indicar ‘el vuelo’ de la misión y de la reconstrucción del país, un símbolo que “los invita a tener esperanza, a poner siempre su confianza en Dios, que nunca defrauda, sino que está siempre a nuestro lado, especialmente en los momentos difíciles” aseguró.
Desde la mitad de los años 50, la Iglesia albanés sufrió el silencio impuesto por el Estado por 24 años debido a la persecución religiosa.
La esperanza de desplegar las alas hacia la esperanza del Evangelio
El Papa Francisco dijo que hoy las puertas de Albania se han abierto a una nueva misión: “Todo bautizado tiene un lugar y una tarea que desarrollar en la Iglesia y en la sociedad. Que todos se sientan llamados a comprometerse generosamente en el anuncio del Evangelio y en el testimonio de la caridad; a reforzar los vínculos de solidaridad para promover condiciones de vida más justas y fraternas para todos”, sostuvo.
En su homilía se dirigió a los jóvenes para invitarlos a abrazar la alegría del evangelio. Saliendo del texto, improvisó para pedirles también a los sacerdotes, los obispos y los fieles para que vuelen como el águila pero que regresen al nido. Esto para invitarles a vivir nuevos horizontes pero con el recuerdo de quienes han muerto por la fe y las víctimas de la prohibición.
“Muchos de tus hijos e hijas han sufrido por Cristo, incluso hasta el sacrificio de la vida. Que su testimonio sostenga tus pasos de hoy y de mañana en el camino del amor, la libertad, la justicia y la paz. Amén”, confirmó.
Ángelus dirigido a los jóvenes de Albania
Durante el rezo mariano el Papa Francisco se dirigió especialmente a los jóvenes. “Ustedes son la nueva generación de Albania. Me han dicho que Albania es el país más joven de Europa, y es cierto: ¡Ahora lo he visto!".
“Con la fuerza del Evangelio y el ejemplo de los mártires, – continuó – digan no a la idolatría del dinero, no a la engañosa libertad individualista, no a las dependencias y a la violencia; y digan sí, en cambio, a la cultura del encuentro y de la solidaridad, sí a la belleza inseparable del bien y de la verdad; sí a la vida entregada con magnanimidad y fidelidad en las pequeñas cosas. Así construirán una Albania y un mundo mejor”. Luego invitó a seguir los pasos de sus antepasados.
“Dirijámonos ahora a la Virgen Madre, que veneran sobre todo con el título de "Nuestra Señora del Buen Consejo". "Me acerco espiritualmente a su Santuario de Escútari, al que tanta devoción tienen, y pongo en sus manos toda la Iglesia en Albania y todo el pueblo albanés, particularmente las familias, los niños y los ancianos", dijo; la Virgen María los lleve, "juntos con Dios, hacia la esperanza que no defrauda jamás”, concluyó.
Por último, el discurso del Papa Francisco fue repetido por un sacerdote a la plaza traducido del italiano al albanés. Sucesivamente, el Papa se trasladó a la nunciatura apostólica para almorzar con los obispos de Albania y los miembros del séquito papal.
Hoy celebramos a...