Obispos europeos debaten en Madrid sobre la dimensión social de la Unión Europa
Ciento cincuenta participantes en las Jornadas Sociales se encuentran reunidos en Madrid para profundizar en la comprensión de la relación entre la fe cristiana y el futuro de europa. Durante la inauguración de las Semanas Sociales el arzobispo de Munich y presidente de la COMECE explicó que la Unión Europea es una solución inacabada y de camino y mostró que la labor de la Iglesia es acompañar la vida de esta comunidad que es el corazón de Europa.
El cardenal Marx muestra que para conseguir una Europa más justa y fraterna es necesaria una mayor dimensión y social, pero también alertó de la dimensión del populismo que está creciendo en Europa.
En su intervención alentó a los cristianos a ser activos en la vida política. “La Unión Europea es nuestra futuro”, afirmó pidiendo a los presentes el rezar por la paz en Europa y para que se pueda recuperar su espíritu y se hable de nuevo de los valores cristianos. “La directiva de la Unión Europea está cambiando y muchas cosas han cambiado”, explicó: “Esta es una oportunidad para movilizar nuestra creatividad y lanzar nuevas propuestas”.
El arzobispo de Munich mostró que la visita del Papa a Estrasburgo es una alegría y que desde la Comisión que preside están comprometidos por una Europa más justa y más fraterna. Por ello, durante estos días se hablará de problemas como el de la inmigración, la juventud, el futuro de la familia o la crisis demográfica.
Durante esta presentación también participó el arzobispo de Génova y vicepresidente de la CCEE, el cardenal Bagnasco que defendió la idea de una Europa que interioriza más su visión y no sólo se centre en los problemas inmediatos. “Una Europa económica o de divisas no puede subsitir”, explicó el ponente que pidió a Europa que no olvida sus orígenes y no cancele su historia.
Finalmente, el obispo auxiliar de Madrid, monseñor Martínez Camino mostró que la Doctrina Social de la Iglesia ofrece un papel clave, como ya ocurrió en la búsqueda de la paz duradera tras la II Guerra Mundial y mostró que “el futuro de Europa es un futuro que hay que cuidar”.