Representantes de 29 países europeos buscan soluciones a la crisis social y económica europea
La Iglesia tiene mucho que aportar en la construcción europea. Durante esta semana se reúnen en Madrid católicos comprometidos en el apostolado social de la Iglesia llegados de 29 países europeos.
Organizado por los obispos católicos de Europa (CCEE y COMECE) pretenden que sea una gran oportunidad para reflexionar conjuntamente sobre la misión de la Iglesia en la sociedad contemporánea. Obispos, sacerdotes, religiosos y seglares se reunirán para abordar y debatir los grandes temas sociales en el contexto de una Europa en constante proceso de cambio, cuya identidad no puede entenderse sin la contribución decisiva de la fe cristiana.
“Las personas que estaban en el origen (de la Unión Europea) eran cristianos o católicos”, explica en esta entrevista monseñor Duarte Da Rocha, secretario general de COMECE: “La historia de estos 70 años no ha sido siempre una historia cristiana, es una historia que también ve a Europa desviarse mucho del camino que tenía empezado y que ha contrariado muchos valores: como el valor de la vida y el valor de la familia; el valor de la solidaridad, el valor de la gratuidad”.
Ante la crisis económica y social, ante el nuevo rostro que debe buscar Europa, monseñor Duarte da Rocha ofrece las claves que quiere aportar la Iglesia dentro del debate europeo: “si Europa quiere un nuevo rostro deberá ser una Europa que se abra a las grandes verdades: la persona, la caridad y la fe” y explica, sobre el problema de los jóvenes y el paro que en una sociedad más solidaria y menos materialista todos deberíamos encontrar trabajo.
¿Cuáles son los objetivos de estas Jornadas Sociales Católicas Europeas?
Los dos grandes objetivos son: Primero reunir a las personas que trabajan, que están empeñadas en llevar una reflexión sobre la visión de la Iglesia en Europa, sobre Europa y sobre las cuestiones sociales. Tener a estas personas tres días juntas para que se conozcan y se pueda crear entre ellas una red de personas de buena voluntad ya es un objetivo. Es crear un fermento, una semilla que irá creciendo. Un segundo objetivo es la reflexión y profundizar en los temas que preocupan hoy a los europeos.
El Papa Francisco ha traído una nueva perspectiva. ¿Hablarán de la búsqueda de la identidad de la Europa de hoy?
Creemos en la continuidad. Teníamos al Papa Juan Pablo II que daba mucha importancia en mirar a la persona y a la familia como fundamento del trabajo social; tenemos al Papa Benedicto XVI que nos ayudó a entender la caridad y la verdad juntas, como creadoras de la cultura de la gratuidad y ahora el Papa Francisco nos dice que hay salir, para crear no solamente una idea sino una realidad social renovada.
La gran contribución de la Iglesia es que si Europa quiere un nuevo rostro deberá ser una Europa que se abra a las grandes verdades: la persona, la caridad y la fe.
Uno de los problemas que preocupan al Papa Francisco es el futuro de los jóvenes. ¿Qué puede decirle la Iglesia a los jóvenes con respecto a su futuro?
Será uno de los temas que vamos a discutir y no puedo adelantar conclusiones antes de escuchar a los ponentes… pero me parece que hay dos cosas que la Iglesia siempre está intentando decir:
Primero: que no podemos perder la esperanza, no porque vayamos a resolver todos los problemas sino porque tenemos a Dios con nosotros. Si tenemos a Dios con nosotros, tenemos esperanza y tenemos fuerza para crear y ayudarnos los unos a los otros.
Segundo: La Iglesia cree verdaderamente que una sociedad más solidaria y menos materialista es una sociedad donde todos tenemos un lugar disponible para encontrar trabajo. No se puede crear un capitalismo sin rostro, sólo económico sin preocuparnos de las redes sociales de ayuda. Hay que crear un modo diferente de pensar la sociedad.
La juventud no puede perder la esperanza y la sociedad tiene que ser más solidaria.
¿Se tiene en cuenta lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia a la hora de construir Europa?
Si vemos los orígenes de la Unión Europea, seguro que las personas que estaban en el origen eran cristianos o católicos la mayoría. Después la historia de estos 70 años no ha sido siempre una historia cristiana, es una historia que también ve a Europa desviarse mucho del camino que tenía empezado y que ha contrariado muchos valores: como el valor de la vida y el valor de la familia; el valor de la solidaridad, el valor de la gratuidad.
Estamos viviendo un momento en el que la Unión Europea debe reflexionar de nuevo. Pero la Unión Europea no es algo abstracto, son personas y tenemos que tener personas mejor formadas y más empeñadas dentro de las instituciones. Tenemos que ser fermento desde dentro.