¿Es posible llevar algo adelante entre varias personas tan distintas, pertenecientes a movimientos y congregaciones diversas, de edades dispares, estados diferentes y con una historia detrás tan única e intransferible? Si el Espíritu sopla y nosotros ponemos nuestros rostros al fresco, sin duda.
Hoy nos juntaremos en Carabanchel, barrio rockero y obrero del Madrid de los Austrias y los Borbones, unas 15 personas que, bajo la etiqueta de iMisión, compartimos la llamada a evangelizar en el sexto continente, internet y las redes sociales. Religiosos, laicos, casados, solteras, jóvenes, maduros, sacerdotes, de la familia escolapia, franciscana, redentorista, de diversas diócesis… Un elenco similar al reunido por el mismo Jesús para recorrer las tierras de Judea y Galilea hace más de 2000 años.
Alejándome del romanticismo eclesial y de las nubes salvíficas de la emotividad, puedo afirmar que no es fácil llevar adelante un proyecto de evangelización con tantos carismas, vocaciones, sensibilidades y maneras de entender la fe encima de la mesa. Pero el Señor y la Iglesia nos llaman a ello. Es tiempo de comunión y de unidad, es tiempo de testimoniar que es posible, que es posible construir una casa sobre roca si Jesús es el pilar central de la construcción. Me provocan hartazgo los tejemanejes eclesiales, los ataques entre hermanos, las ironías, los desprecios, los insultos, las desconfianzas entre aquellos elegidos por el Padre para ser constructores del Reino.
En iMisión seguimos dando pasos adelante, esperando que los frutos sean provechosos para la Iglesia y para la humanidad. Sin miedo, sin reservas y con cierto descaro, nos hemos apuntado a lo de hacer lío. A ti también te esperamos. ¿Te unes?