Francisco recuerda que Dios llama a todos, en su homilía en la Domus Santa Marta
Jesús no es un profesor que habla desde una cátedra, sino que está en medio de la gente y se deja tocar para curar. Lo dijo el papa Francisco en la Misa celebrada en Santa Marta el 9 de septiembre de 2014.
Comentando el Evangelio del día, el papa Francisco reflexionó sobre los tres momentos de la vida de Jesús.
El primero es la oración. Jesús se pasa «toda la noche rezando a Dios». Jesús «reza por nosotros.
Parece un poco extraño que él, que tiene el poder, que ha venido a darnos la salvación» -observa el Papa- «rece al Padre, y «lo hace a menudo». Jesús «es el gran intercesor».
Nuestra fuerza
«Él está ante el Padre en este momento, rezando por nosotros. ¡Y esto debe alentarnos! Porque en los momentos difíciles de dificultad o de necesidad y de tantas cosas, pensar: ‘Tú estás rezando por mí. Reza por mí. Jesús reza por mí al Padre’.
Este es su trabajo de hoy: rezar por nosotros, por su Iglesia. Nosotros olvidamos a menudo esto: que Jesús reza por nosotros. Es nuestra fuerza esta.
Decir al Padre: ‘Pero si Tú, Padre, no nos escuchas, mira a tu Hijo que reza por nosotros’. Desde el primer momento Jesús reza: ha rezado cuando estaba en la tierra y continua rezando por cada uno, por toda la Iglesia’.
Tras rezar, Jesús elige
Después de rezar, Jesús elige a 12 apóstoles. El Señor lo dice claramente:
«No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo el que os he elegido a vosotros».
«Este segundo momento, afirma el Papa, nos da coraje: ‘¡Yo he sido elegido, es el Señor quien me elige! En el día del Bautismo, Él me ha elegido’.
Y Pablo, pensando en esto decía: ‘Él me eligió, desde el seno de mi madre’». Nosotros cristianos, por tanto, hemos sido elegidos:
«¡Estas son cosas de amor! El amor no mira si uno tiene la cara fea o bella: ¡Ama! Y Jesús hace lo mismo: ama y elige con amor. ¡Elige a todos!».
«Él, en su ‘lista’, no tiene a nadie importante, entre comillas, según los criterios del mundo: es gente normal. Hay gente común».
«Pero todos tienen una cosa destacable: son pecadores. Jesús ha elegido a los pecadores. Esta es la acusación que le hacen los doctores de la ley, los escribas; ‘Este va a comer con los pecadores, habla con las prostitutas…’.».
«¡Jesús llama a todos! Recordemos esa parábola de las bodas del hijo: cuando los invitados no acuden ¿qué hace el dueño de la casa? Envía a sus siervos: ‘Id y traed a casa a todos, ¡buenos y malos!’, dice el Evangelio. Jesús ha elegido a todos”.
Jesús, prosiguió, eligió también a Judas Iscariote, «que lo traicionará». Es el pecador más grande, pero fue elegido por Jesús.
Dios está entre la gente
Después está el tercer momento: «Jesús está cerca de la gente». Llega muchísima gente «para escucharlo, para ser curado de sus enfermedades. Toda la gente trataba de tocarle» porque «de Él salía una fuerza que curaba a todos».
Jesús está en medio de su pueblo:
«No es un profesor, un maestro, un místico que se aleja de la gente y habla desde la cátedra ¡no! Está en medio de la gente, se deja tocar: deja que la gente le pregunte. Así es Jesús: cercano a la gente. Y esta cercanía no es algo nuevo para Él: Él la destaca en su modo de actuar, pero es algo que viene desde la primera elección de Dios por su pueblo. Dios dice a su pueblo: ‘Pensad, ¿qué pueblo tiene un Dios tan cercano como lo soy Yo con vosotros?’. La cercanía de Dios con su pueblo es la cercanía de Jesús con la gente».
«Así es nuestro Maestro, así es nuestro Señor, concluyó el Papa, uno que reza, uno que elige a la gente, uno que no se avergüenza de estar cerca de la gente. Y esto nos da confianza en Él. Nos confiamos a Él porque reza, porque nos ha elegido y porque está cerca de nosotros».