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“Para el ISIS hay una guerra de religiones, pero no debemos caer en la tentación de hacerla” así desmintió el director de La Civiltá Cattolica, padre Antonio Spadaro, en su página personal de facebook, las noticias con relación a las interpretaciones de un artículo publicado este viernes en la revista de los jesuitas, escrito por el padre Luciano Larivera titulado: “Parar la tragedia humanitaria en Irak”.
El artículo analiza la situación en Irak y denuncia la persecución de las minorías religiosas por mano de los milicianos del Estado Islámico (ISIS- Islam State in Iraq and Sham) y la incapacidad de la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea de acabar con el tormento de los cristianos en Irak.
Convertirse o morir
“Según los casos, para ellos (las minorías religiosas) no hay remedio que la conversión forzada, la muerte, la esclavitud (para las mujeres) o la fuga” se lee en el numero 3941 de La Civiltá Cattolica, la revista de los jesuitas cuyo contenido es revisado antes de la publicación por la Secretaría de Estado del Vaticano.
En el artículo se propone que es importante entender por qué y cómo el ISIS combate. La guerra del ISIS “es una guerra de religiones y de aniquilamiento”. Esto no significa que hay una guerra entre cristianos y musulmanes. Eso es lo que quisiera el ISIS.
La guerra es también con otros musulmanes que no acepten su poder.
“La guerra de apariencia religiosa llega al extremo también contra los musulmanes suní”. La publicación advierte que para el ISIS estos musulmanes son “apostatas” porque no abrazan el “Califato global”. En esta lógica, hasta al-Qaeda es un enemigo porque apoya a Estados nacionales gobernados por la Sharia (la senda del Islam). Sin embargo no dudan en usar los métodos de sus primos del terror: atentados suicidas también en “los países que no son de mayoría musulmán”.
¿Cómo gana secuaces el ISIS?
“Debe llamar la atención la capacidad del ISIS de captar voluntarios en todo el mundo, pero también numerosas mujeres en los territorios ocupados. Ellas aceptan de combatir por ese yihadismo machista, porque el ISIS protegería y promovería los derechos de los propios grupos suní” escribió Larivera.
“El ‘Califato islámico’ ofrece una identidad y una pertenencia social – algo y alguien por lo cual morir o ir al paraíso – y, junto a un proyecto político, aunque teocrático, de ‘Estado de derecho’ ” para garantizar el ‘bienestar’ de sus secuaces. Además porque los fundamentalistas sacan ventajas al contraponer su ideología del odio a los valores políticos occidentales que se encuentran en crisis.
Sobre el papel de los intelectuales musulmanes
El artículo recuerda el documento del Pontificio consejo para el diálogo con las religiones del Vaticano que pide una posición clara de los intelectuales y líderes musulmanes para combatir el
el financiamiento y la difusión del terrorismo a través de la religión (cfr.Aleteia 05.09.2014).
Musulmanes contra la doctrina del terror
La Civiltá Cattolica recuerda la posición contra el ISIS por parte del Gran Muftì — la máxima autoridad religiosa a nivel nacional – en Arabia Saudita (9 de agosto)” que ha declarado “el Estado Islámico y al-Qaeda” como apostatas. De la misma posición es el “Gran Mufti turco que niega que en la religión musulmana haya lugar para las atrocidades del ISIS. Además ha remarcado el papel del Gran Ayatollah Alí al-Sistani en Irak para abrir el paso a un nuevo gobierno de pacificación nacional.
No instrumentalizar el Islam
La revista de los jesuitas recuerda que el Califato Islámico domina 6 millones de personas, “ofrece servicios públicos y combate la corrupción de los funcionarios públicos para conquistar las mentes y los corazones de sus súbditos”. El problema será revertir esta situación y advierte que a “todos espera el deber de no instrumentalizar el Islam (y ninguna religión) para fines hegemónicos, políticos, económicos o sectarios”.