En algunos casos, sí
En la Iglesia católica de rito latino, sólo son ordenados sacerdotes célibes. Esto es así porque, excepto en los países orientales, la situación de los sacerdotes padres de familia es excepcional. Respecto a la regla general, hay que aportar tres precisiones:
1°) En las Iglesias católicas de rito oriental (maronitas, griegos católicos, armenios católicos, etcétera), se ha conservado la costumbre de ordenar sacerdotes a hombres casados y por tanto, habitualmente, padres de familia.
2°) Algunos hombres casados que se han quedado viudos han sido ordenados sacerdotes. No se trata de padres de niños pequeños que podrían volverse a casar, por el bien de los niños. Se trata más bien de jóvenes abuelos.
3°) Entre los sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra que han entrado recientemente a la Iglesia católica, algunos estaban casados y eran padres de familia. Si han pedido ser ordenado sacerdotes católicos, su situación familiar no se ha considerado un impedimento.
Estas observaciones no deben llevar a la conclusión: « En algunos casos, la Iglesia admitiría por tanto el matrimonio de los sacerdotes». La práctica constante de la Iglesia, tanto la ortodoxa como la católica, tanto la oriental como la latina, es ordenar sacerdotes a hombres que han elegido, definitivamente, un estado de vida : el celibato o el matrimonio.
Y es igual para los diáconos. En Francia, por ejemplo, la mayor parte de los diáconos son hombres casados y padres de familia: ya lo eran cuando fueron ordenados. En cambio, los que eran célibes se comprometen a seguir siéndolo: por eso, sabiamente, la mayoría de las diócesis exige una edad mínima (por ejemplo, los 35 años) para la ordenación de diáconos célibes.