El próximo jueves 28 de agosto, la comunidad inmigrante hispana en los Estados Unidos convocó a una gran concentración y marcha pacífica frente a la Casa Blanca para insistir ante al presidente de ese país, Barack Obama, que termine de una vez por todas su política de deportaciones misma que le ha valido ya el título de “Deportador en Jefe”, por los más de dos millones de personas repatriadas durante su mandato.
Alto a las separaciones familiares
“Hemos trabajado durante todo agosto con movilizaciones para luchar por las familias, para pedirle al Gobierno un alto a las separaciones familiares”, dijo este miércoles a la cadena televisiva Univisión Ricardo Ramírez, director de comunicaciones del Center for Community Change (CCC) en Washington.
Las movilizaciones citadas por Ramírez forman parte de una cruzada nacional coordinada por el Fair Immigration Reform Movement (Movimiento por una Reforma Migratoria Justa –FIRM-) que arrancó el 30 de julio, cuando los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron una ley que detiene la Acción Diferida de los “dreamers” (los “soñadores”, es decir, los que “sueñan” con obtener la ciudadanía estadounidense) y pone a millones de indocumentados al borde de la deportación.
“En lo que va de agosto hemos dejado en claro que estamos en contra de este tipo de leyes”, apuntó Ramírez. “Y también le estamos diciendo al presidente que dé un paso adelante y tome acción ejecutiva, tal y como lo anunció en junio”.
Sin embargo, el conjunto de acciones ejecutivas anunciadas por Obama, mismas que no han contado con el apoyo de los republicanos, podría demorar todavía varios meses más.
Hay que recordar que el presidente Obama dijo el 30 de junio pasado que la Cámara de Representantes no iba a debatir ni aprobar la reforma migratoria en el 2014, por lo que prometió que actuaría solo y que tomaría “acciones ejecutivas”.
En ese mismo orden de ideas, Obama solicitó a los secretarios de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, y de Justicia, Eric Holder, que elaboraran recomendaciones legales y se las presentaran antes que finalice el verano.
Sin embargo, un mes después, el 30 de julio, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron una ley que elimina la posibilidad de que la Acción Diferida de los “dreamers” (DACA, por sus siglas en inglés) pueda ser ampliada, que se agregue a otros indocumentados al beneficio o se concedan permisos de trabajo a indocumentados por medio de acciones ejecutivas.
Exigencia de acción inmediata
La medida, que no llegó al Senado, fue criticada por organizaciones que luchan por la reforma migratoria. La mayor parte de ellas culpan directamente a los republicanos de no querer inmigrantes en Estados Unidos y de amenazar, constantemente, su integración a la comunidad.
Por lo mismo, la reunión del 28 de agosto será una advertencia –dicen los organizadores de la marcha— al presidente Obama para que actúe de acuerdo a lo que anteriormente había dicho que iba a hacer.
En los primeros cuatro años de la administración de Obama, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) batió cuatro récords sucesivos de deportaciones con un promedio anual de 400 mil “ilegales” deportados a sus países de origen, la mayor parte de ellos latinoamericanos.
Para los convocantes a la marcha del 28 de agosto, ese día será el “Día Nacional de Lucha por las Familias”, y servirá para recordarle al presidente Obama que tiene una deuda con la comunidad inmigrante.