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Colombia, país de la Misericordia

Monica Ibáñez Sarco - publicado el 21/08/14

Bogotá recibió peregrinos de diferentes partes del mundo para reflexionar en torno a la Misericordia de Dios
El 19 de agosto quedó clausurado el III Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia en la ciudad de Bogotá, Colombia. Este fue inaugurado el pasado viernes 15, y la apertura estuvo a cargo del cardenal Christoph Schönborn, quien preside la organización a nivel mundial, con la conferencia titulada “La Misericordia Divina, nuestra misión”.

El Congreso Apostólico Mundial de la Misericordia es promovido por el Patronato de cardenales y apoyado por distintas conferencias episcopales. Esta es la tercera edición del Congreso. La primera se llevó a cabo en Roma el 2008 y en el 2011 se realizó en Cracovia.

Esta vez el lugar elegido fue la capital de Colombia y el lema fue “Misericordia: nuestra misión en un sólo corazón”. El interés de realizar este Congreso por primera vez en el continente americano ha sido el de preparar el terreno a través de la reflexión y oración para que la Misericordia de Dios penetre en todo el continente; y con un impulso misionero anuncie el amor misericordioso del Padre a todas las personas, brindándoles así una respuesta integral.

Durante estos días los participantes han podido experimentar la misericordia a través de distintos espacios como el visitar algunas instituciones sociales donde se sirve a los hermanos más vulnerables; han podido compartir el testimonio de varias personas que han sido víctimas o victimarios del conflicto armado que se vive en este país y que se han dejado transformar y sostener por la Misericordia de Dios, han escuchado distintas conferencias dadas por varias personalidades de nivel internacional y han rezado el Vía Crucis en distintas lenguas en la Catedral de Sal ubicada en Zipaquirá, maravilla arquitectónica.

La Iglesia le habla al mundo con misericordia

El tema de la misericordia no nos es ajeno. El Papa Francisco, desde los inicios de su pontificado ha promovido en el interior de la Iglesia una relación cercana con un Padre que no se cansa de perdonar y es paciente; así como el trato misericordioso y compasivo de unos con otros.

Sin embargo, no es una novedad traída por Francisco; sus antecesores también hicieron esfuerzos por acercar esta Misericordia Divina, cada uno con su estilo.

Y es que este atributo característico de Dios se ha hecho presente a lo largo de la historia en la vida de cada ser humano; por lo tanto la Iglesia se ha visto en la tarea de recordar y hacer memoria de que Ella es dispensadora de esta Misericordia Divina y por ello es capaz de acoger, abrazar, acercar a toda persona que vive en las periferias ya sea sociales, morales o espirituales.

“La Misericordia no es un movimiento de la Iglesia. La Misericordia es la Iglesia en movimiento”, dijo monseñor Julio Hernando García, obispo de Iastmina, Tadó; quien asumió la Dirección Nacional del Congreso en Colombia.

Legado pontificio, representante del Papa en Colombia

El cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, participó del Congreso por encargo del Papa Francisco. Este recibió la misión especial de acompañar las reflexiones durante estos días de intensa jornada y concretamente fue invitado por el Santo Padre a "proclamar en el mundo entero las obras maravillosas de Dios y especialmente, presentar su infinita misericordia a los hombres que viven en las tinieblas del egoísmo y en la sombra de la muerte, sin alguna esperanza".

El domingo 17 presidió la Eucaristía y el 19 de agosto dio a conocer las Proposiciones Finales del Congreso en la Ceremonia de Clausura.

La presencia del cardenal Errázuriz acercó el querer del Papa Francisco, vicario de Cristo, a todas las personas: “es deber de la Iglesia revelar a todo el mundo, con palabras y obras, la riqueza de la Divina Misericordia e innovarla con incesantes oraciones".

Acojamos la intención del Santo Padre en el corazón y recemos por los frutos de este Congreso para que la Misericordia de Dios llegue a todas las personas de este país, Colombia, golpeado por la violencia y que anhela la paz, para que llegue también a todo el continente americano y busquemos juntos construir puentes de igualdad, justicia y caridad para con los más necesitados, y finalmente para que alcance el corazón de todo ser humano en el mundo entero, para que juntos podamos soñar con la unidad y la paz que sólo se alcanzan cuando dejamos que la Misericordia de Dios transforme nuestra existencia.

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