El Papa Francisco expresó este miércoles ante miles de peregrinos en el Vaticano su agradecimiento por su visita a Corea, y recordó algunos de los momentos más destacados del viaje a la península asiática, como es habitual en las audiencias generales posteriores a las visitas apostólicas.
“El significado de este viaje apostólico se puede condensar en tres palabras –dijo-: memoria, esperanza y testimonio”.
“La República de Corea es un país que ha tenido un notable y rápido desarrollo económico –continuó-. Sus habitantes son grandes trabajadores, disciplinados, ordenados, y deben mantener la fuerza heredada por sus antepasados”.
“En esta situación, la Iglesia es custodia de la memoria y de la esperanza: es una familia espiritual en la que los adultos transmiten a los jóvenes la antorcha de la fe recibida por los ancianos; la memoria de los testigos del pasado se hace nuevo testimonio en el presente y esperanza de futuro”.
Según el Papa, “en la historia de la fe en Corea se ve como Cristo no anula las culturas, no suprime el camino de los pueblos que a través de los siglos y los milenios buscan la verdad y practican el amor por Dios y el prójimo”.
“Cristo no abroga lo que es bueno, sino que lo lleva adelante, lo lleva a cumplimiento –explicó-.
En cambio, lo que Cristo combate y derrota es el maligno, que siembra cizaña entre hombre y hombre, entre pueblo y pueblo; que genera exclusión a causa de la idolatría del dinero: que siembra el veneno de la nada en los corazones de los jóvenes”.
“Esto sí, Jesucristo lo ha combatido y lo ha vencido con su Sacrificio de amor –destacó-. Y si nos quedamos con Él, en su amor, también nosotros como los mártires, podemos vivir y dar testimonio de su victoria”.
“Con esta fe hemos rezado y también ahora rezamos para que todos los hijos de la tierra coreana, que sufren las consecuencias de guerras y divisiones, puedan cumplir un camino de fraternidad y de reconciliación”, añadió.
“La beatificación de 124 mártires y el encuentro con los jóvenes me ha permitido presentar a la Iglesia como una familia que transmite a las nuevas generaciones la fe recibida de sus antepasados” afirmó.
“La memoria de los mártires, que fueron capaces de entregar sus vidas por aquello en lo que creían, constituye un ejemplo para los jóvenes de hoy y les da motivos para vivir con esperanza”, añadió el Obispo de Roma.
Recordó que en Corea “animó a los cristianos de hoy a ser solidarios con los más pobres y marginados”, y deseó a los visitantes que la peregrinación a Roma “aumente su fe y estimule su caridad para con los pobres y necesitados”.
Francisco se refirió también a la misa por la paz y la reconciliación de la península coreana dividida en norte y sur, destacando “la oportunidad de hacer un llamamiento y una oración por la reconciliación de todos los hijos de la tierra coreana, que aún sufren las consecuencias de guerras y divisiones”.
Al final de la catequesis, en diversas lenguas, representantes de los peregrinos le transmitieron públicamente su pésame a Francisco por sus familiares fallecidos este martes en un accidente de tráfico en Argentina, a lo que el Papa respondió con una mirada de tristeza y agradecimiento.
“Les agradezco también a ustedes por las oraciones, las condolencias por lo que ha sucedido en mi familia -dijo-. También el Papa tiene una familia y nosotros éramos cinco hermanos, tengo dieciséis sobrinos y uno de estos sobrinos ha tenido un accidente de tránsito y murió su esposa, los dos hijos pequeños de dos años y de pocos meses el otro; y él, en este momento, está en estado crítico. Pero les agradezco tanto, tanto, por las condolencias y por la oración”.
Francisco estuvo volcado en los peregrinos con su alegría y serenidad habitual, y dedicó un saludo especial “a los campeones de América, al equipo de san Lorenzo, aquí presente, que es parte de mi identidad cultural”.
Leer aquí el discurso completo del Papa en la audiencia.
Hoy celebramos a...