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Urge una nueva actitud ante los migrantes

Jaime Septién - publicado el 19/08/14

El obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas invita a ver en cada migrante a Cristo que camina
La migración desde Centroamérica es, hoy por hoy, uno de los temas más debatidos en la Iglesia católica de México y de Estados Unidos, en especial en las diócesis receptoras de migrantes como los es la de San Cristóbal de las Casas, en el sur de México, muy cerca de la frontera con Guatemala.  
 
El obispo coadjutor de esa diócesis que encabeza monseñor Felipe Arizmendi, monseñor Enrique Díaz, ha escrito una reflexión sobre estas grandes masas en búsqueda de mejores condiciones de vida, por problemas sociales, políticos o económicos, abandonan sus lugares de origen.
 
“Últimamente hemos visto con escándalo y angustia como miles de niños centroamericanos se han lanzado en condiciones infrahumanas en búsqueda de sus familiares o esperando una mejor vida.
 
Los países receptores con frecuencia los ven como una amenaza y no son raras las veces que se adopta una actitud agresiva y discriminatoria como si los migrantes fueran delincuentes·, dice monseñor Díaz en su reflexión.
 
Para el prelado mexicano, mucho se ha discutido sobre las leyes que se tratan de imponer en contra de los migrantes. “Las protestas y descalificaciones no se han hecho esperar. Pero no se trata solamente de una ley, sino de una actitud que se adopta frente al hermano necesitado”.
 
La sociedad necesita cambiar tanto al exterior como al interior la actitud frente al migrante, dice monseñor Díaz.  Según el obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, se necesita descubrir las razones de la migración y ofrecer alternativas”.
 
“La emigración forzada, la búsqueda de trabajo, explotación infantil, la trata de blancas, la venta de órganos, la fuga de cerebros, el señuelo de una vida cómoda… son sólo algunos aspectos de este grave fenómeno”, escribe monseñor Díaz.
 
Finalmente, lo que se necesita es hacer conciencia para lograr mejores condiciones en los pueblos de origenpara que no se vean obligadas las familias a buscar otros caminos.
 
“Se tiene que denunciar las injusticias y discriminaciones que sufren los migrantes que van de paso, se tiene que procurar la alimentación y las condiciones de una vida digna para cada uno de ellos”, añade el purpurado mexicano.
 
Para el obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, lo que se debe hacer es mirar “a Cristo, peregrino y migrante”, y pensar en qué más se puede “hacer en conciencia tanto en nuestros pueblos, como con los migrantes que pasan o los que ya se encuentran en los lugares de destino. Mirar en cada uno de ellos a Cristo que camina”.
 
 

 

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