Llamamiento a la comunidad internacional del enviado personal del Papa a Irak, el cardenal Filoni
“¡Daos prisa!” y “¡No nos dejéis solos!”: son las peticiones dramáticas que el cardenal Fernando Filoni, enviado personal del Papa, ha recogido entre la población iraquí, cristianos y minoría yazidí, que desde hace semanas están siendo víctimas de una feroz persecución por parte de las milicias fundamentalistas del “Estado islámico”.
A estas personas, obligada por la fuerza a abandonar su tierra, el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha llevado un signo tangible de la solidaridad del Pontífice y de la Iglesia universal, que en estas horas se expresa también con la oración y la cercanía espiritual.
En especial, como refiere un comunicado de la Iglesia caldea, el purpurado, acompañado por el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphaël Sako, por el nuncio apostólico, Giorgio Lingua y por los obispos locales, se reunió con las autoridades políticas de la región autónoma del Kurdistán y visitó a los refugiados, sobre todo cristianos y yazidíes, en las provincias de Duhok y de Erbil.
Según algunas estimaciones citadas por la agencia Fides, los cristianos refugiados en distintas partes del país son más de 100.000, de un millón de desplazados.
Actualmente en Ankawa, suburbio cristiano de Erbil, hay 23 campos de refugiados donde se ha acogido a más de 20.000 personas, mientras que otras familias han sido acogidas en viviendas o alojamientos privados.
El cardenal Filoni ha escuchado a numerosos testimonios y ha visto personalmente las tragedias y los sufrimientos de muchas familias que han tenido que abandonar sus pueblos, sus casas y propiedades, sobre todo en Mosul, en Nínive y en Sinjar.
Un drama tal, que ha empujado al patriarca Sako ha dirigir un nuevo llamamiento a la comunidad internacional y en especial a los países y a las organizaciones internacionales que tienen más responsabilidad moral.
Entre las peticiones más urgentes: “intervenir inmediatamente para llevar ayuda humanitaria de primera necesidad: agua, comida, medicamentos, servicios sanitarios”; “liberar los pueblos y los lugares ocupados lo más rápido posible y de forma estable” para que “no se deje morir la esperanza del pueblo”; “asegurar una protección internacional a estos pueblos para que las familias puedan volver a sus casas y que puedan continuar con sus vidas con paz y seguridad”.
De hecho, se lee en la nota, “muchas veces la gente nos ha gritado: ¡ayudadnos a volver a vivir!”.
La atención del cardenal Filoni no sólo está dirigida a los cristianos. El purpurado ha expresado de hecho la solidaridad concreta del Papa también con la comunidad yazidí, refugiada en el Kurdistán.
Reuniéndose con algunos representantes, escuchó sus dramáticos testimonios: “suplican que el Santo Padre y los responsables de las naciones -cuenta el cardenal- pongan fin a este “genocidio”, como ellos dicen, de su pueblo”.
Esto es lo que cuentan: “Violan nuestra dignidad, humillados como hombres, destruidos como comunidad. No tenemos a nuestras mujeres, a nuestras madres y a nuestras hijas. ¿Qué nos queda aquí?”.
Piden no ser olvidados. “De hecho, comenta el cardenal Filoni, sus voces están llenas de desesperación y crean una atmósfera de terrible tragedia.
Aseguró que el Papa no sólo defiende a los cristianos, también a las minorías cuyos derechos han sido violados por los terroristas: “le haré llegar sus voces y sus gritos. Contaré también lo que ha dicho el presidente de la región autónoma del Kurdistán que afirmaba: en este país o vivimos todos juntos o moriremos todos juntos’”.