La Pontificia Comisión para América Latina publica valioso aporte pastoral
"Emergencia educativa" es un término acuñado por el papa emérito Benedicto XVI allá por el año 2010. El auditorio que lo escuchaba era el grupo de obispos italianos reunidos en asamblea plenaria, quienes sintieron la demanda del Sumo Pontífice para que se ponga en el centro de la opción pastoral a los educandos de los niveles de primaria y secundaria, quienes son el presente y el futuro de la sociedad y de la Iglesia.
La posta fue retomada por la Comisión Pontificia para América Latina (CAL), que dedicó su Asamblea 2014 a la reflexión de este llamado, pero esta vez desde los desafíos de la Iglesia latinoamericana.
Fueron días en que se buscaron respuestas a los interrogantes: ¿En qué se debe insistir? ¿Cuáles son los desafíos ante la tarea educativa y la transmisión de la fe a los jóvenes? ¿Dónde acentuar el trabajo?
Todo este trabajo -recopilado y sintetizado por la misma CAL-, ha visto la luz a través del libro “La Emergencia educativa y la Traditio de la fe a las nuevas generaciones latinoamericanas. Recomendaciones Pastorales”, presentado días atrás.
Con los jóvenes
La publicación, que lleva el sello de la Librería Editorial Vaticana, alerta que, a pesar de que grandes sectores de jóvenes participan de las actividades de la Iglesia, aún "ve con preocupación a una gran porción de esta juventud en situación de verdadero abandono".
Este abandono, según los expertos de la CAL, "está produciendo generaciones de jóvenes sin ideales altos y sin valores enraizados en una conciencia clara de la propia dignidad". El texto habla también del falso concepto de la llamada “autonomía del hombre”, que tiene a los jóvenes como destinatarios de un modus vivendi que forme parte de la mal llamada "cultura escéptica y relativista", contraponiendo a ello “la transmisión de la fe (como) parte irrenunciable de la formación integral de la persona", según el pensamiento del papa Ratzinger.
Se ratifica también la “opción preferencial por los jóvenes”, que desde la asamblea episcopal de Santo Domingo en 1992 insiste en "recibir y abrazar con el abrazo misericordioso de Dios a la juventud”, entre quienes se debe promover una verdadera “pastoral de escucha”. Esta contribuirá a dar respuestas concretas y salidas a la actual “ruptura generacional” que existe en la transmisión de los valores cristianos, como bien explica la nota que presenta al libro.
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