No solo darles órdenes sino motivarles intrínseca, extrínseca y trascedentalmente
Educar motivando a nuestros hijos es fundamentalmente formar su inteligencia y voluntad en la adquisición de virtudes, es decir, hábitos buenos, valores que los hagan crecer, obteniendo de ellos una obediencia inteligente, libre y responsable.
Que sean capaces de interiorizar en sus motivos, en el por qué y para qué de la bondad de sus acciones y que su valor se haga parte de ellos.
Muy bien pero… ¿Cómo?
Razonemos con ellos, no demos simples órdenes o instrucciones, sino los motivos para dirigirlos.
Existen tres tipos de motivación en que nos podemos ubicar: motivaciones intrínsecas, motivaciones extrínsecas y motivaciones trascendentales.
MOTIVACIÓN INTRÍNSECA
Un ejemplo puede ser:
Adrián: Si obtienes un buen promedio en tus calificaciones te daré en premio la bicicleta que tanto te gusta.
La motivación intrínseca es necesaria, pues el bien inmediato es claro y muy tangible, por lo que es natural la tendencia a poseerlo como algo bueno, y entran en juego las capacidades para poner los medios y pagar el precio; en este caso, un esfuerzo académico. En esta motivación el bien que se le propone, siendo bueno (la bicicleta), es un bien que se queda en él, solo se beneficia así mismo. Es una motivación buena pero incompleta formativamente, pues motivándolo solo de esta manera, se puede llegar a desarrollar una personalidad egoísta. “yo siempre a lo mío”
MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA
Siguiendo con el mismo ejemplo:
Adrián, si mejoras el promedio en tus calificaciones, además de obtener la bicicleta, significa que te superas como estudiante y estas construyendo un buen futuro. Llegaras a ser un buen profesionista.
Aquí, la motivación está relacionada más con el Ser; (Ser, lograr algo de más entidad) que con el simple tener (La “bici” algo que se pierde o se agota más fácilmente) y se comienza a forjar la autoestima verdadera. Es una motivación que desarrolla una visión de futuro, en donde Adrián se compromete a perseverar en un esfuerzo que requerirá de solidas virtudes, se trata de un bien superior que puede alcanzar con su inteligencia y voluntad. Siendo un valor de mayor peso, Adrián aún se sigue beneficiando solo a sí mismo.
MOTIVACIÓN TRASCENDENTE
Siguiendo con el mismo ejemplo:
Adrián, si mejoras en tus calificaciones. Además de obtener la “bici”, mejorar como estudiante y de que te estarás construyendo un buen futuro. Lo más valioso, es que en el presente, correspondes a nuestro amor de padres, apoyas a tu escuela con la aportación de tu prestigio y puedes hacer mucho bien con tu ejemplo y ayuda a tus compañeros.
En este último ejemplo, la motivación se encuentra fuera de Adrián, al que se le propone actuar por un fin superior a sí mismo, que es abrirse al bien del prójimo, trascendiendo a sus propios intereses. Ya no piensa en beneficiarse solo a él mismo.
Educar despertando la motivación trascendente en nuestros hijos, es educar su libertad para ponerse al servicio de los demás por amor y compromiso.
Podemos y debemos educar a nuestros hijos manejando adecuadamente nuestras propias motivaciones. Predicando con el ejemplo.
Escrito por Orfa Astorga de Lira